domingo, 21 de agosto de 2016

3 POEMAS DE LORELEY EL JABER





El pasado
aparece de pronto
con un grado pasmoso de detalle
Es extraño
yo
que me pierdo a toda hora
no me pierdo ahí
rememoro cada imagen
con una precisión que asusta
Anoche recordé el último café
con aquel hombre amado
Mis manos negras apretando con fuerza
el libro de arena que llevaba conmigo
como un ancla de donde asirme
y no caer
Su mirada
tan ajena
y el café que tomé
sosteniendo
con mis ojos actores
esa lejanía
La iglesia donde me escondí
para morir sin taparme la boca
el olor de los bancos
y aquel silencio espeso
casi único
Volver a casa
con el libro sobre una mujer y el mar
tatuado en mí
Despertar al otro día
abrazada a esa playa calurosa
y a esa protagonista desvaída
Recuerdo esa mañana
música de radio, baño caliente
y un libro
alguna vez
acaso
hermoso
haciéndose espacio
en el estante más alto de la biblioteca








A pesar de este mar que adoro
que contemplo como una caricia
a pesar de mis hijos saltando olas
de su risa mojada en este paraíso
el ahogo vuelve a mí

Respiro como puedo
el agua me devuelve el reflejo de una batalla
mi garganta se cierra, entrega el aire, cede sumisa
como si la clausura diera su paso
a una revelación soñada

No sé si te das cuenta de mi miedo
sólo sé que te acercás y me das la mano
tan sólo eso
me das la mano
como siempre
Mi pecho no se libera
pero empieza a aquietarse
y el mar me presenta
su azul
también rabioso





Quien haya sobrevivido
al desborde de la lluvia
sabe
que se puede respirar en el agua




Loreley El Jaber (Buenos Aires, 1972)

Fuente: "La espesura", Loreley El Jaber, Ediciones Del Dock, 2016.


2 POEMAS MÁS DE GRISELDA GARCÍA





La foto robada


Se nos deber ver muy lindos
se nos debe ver hermosos
con el puesto de comidas
detrás a punto de cerrar
dejándonos encandilados
por la blancura del mediodía

pero mi mano en tu hombro
tiene el puño cerrado.

Se va a terminar
se escurre como arena
el mismo océano que miramos
como una imagen de póster
nos va a separar.

En marzo voy a recordarnos
con sorbetes de colores
y sombrillitas de papel.

Los lugares comunes suelen ser
los que contienen más verdad
nosotros caímos en todos.

En marzo el bronceado
va a ser solo un rastro.




Su ley



JB: ¡qué angustia elegir en un menú
                                    cuando hay tan poco tiempo!
                                                                          Mario Trejo


Esa tarde había muerto la vieja dama de la poesía
y en las redes aparecían las viudas y los deudos
para añadir su cuenta en el collar de la finada.

También nosotros destejimos anécdotas
sobre la anciana signora
eximia en el ejercicio de la crueldad.
No quise mirar el menú
iba a ser una cena extensa, como las de antes.

En otra fête galante la vieja poeta insistía
comé, estás flaquita, te cuidás el gostro
tenés linda piel, todas las noches
sacate bien el maquillaje, ¿vino no bebes?
mucha agua sí, tienes que bebeg.
Entre plato y plato me ponía a prueba:
¿has leído a Saba, a Ungaretti, a Quasimodo?
¿cómo no?, ¿pego cómo no?, ¡no hay tiempo, queguida!

También Emeté tomaba lección:
Zelda, ¿de qué ópera es este aria?
si no respondías en los primeros acordes
eras una burra musical, una ignorante.
Los viejos poetas buscaban súbditos.

La dama aprovechaba mis silencios
y se adormecía con el vapor del vino blanco.
Décadas de otro huso horario
habían cambiado sus costumbres.
Me pidió disculpas, aunque no eran necesarias
llamó al mozo, no me dejó pagar y me dijo
lo que tenía que hacer para ser una grand poett:

almuegza tagde y hasta la noche no veas a nadie

Le agradecí y nos despedimos.


Ninguna lamentó el fin de una breve amistad.



Griselda García (Buenos Aires, 1979)

Fuente: "Ahora", Griselda García, Ediciones Del Dock, 2016.




sábado, 20 de agosto de 2016

5 POEMAS DE SUSANA CABUCHI


EL DULCE PAÍS


Entonces, tus ojos eran caramelos de miel
y hablabas
de las bicicletas que regalaba el Niño Dios
a los que no podíamos comprarlas.
El río se callaba para que tú contaras figuritas.
Yo era alegre,
y eran alegres los nísperos del patio.
Y tú eras otro,
no el hombre de hoy
lejano como todos.
Cada domingo era una sorpresa de ciruelas,
de plaza con hamacas.
Tu padre cantaba en el taller
mientras tu madre
lavaba mamelucos de amor y aceite.
El mío no había partido todavía
y llegaba al hogar con dulces y regalos.
Yo oía con asombro tus mentiras
y creía en gigantes voladores
y en ángeles guardianes
que cuidaban tu ropa y mis zapatos.
Por cada diente el ratón nos compraba mandarinas.
La abuela, abría el gran ropero
y sacaba
turrones envueltos en papeles crocantes.
Si vuelves, como entonces,
con sombrero de piel y las manos con barro
verás, que guardo aún
el corazón de las manzanas.





LA CARTA

Ha llegado la carta.

Está sobre la mesa,
al lado de las flores.
La miro
                largamente.
Conozco la letra.

Pero la leeré
a la medianoche,
cuando los trenes
que pasan hacia el norte
hagan temblar
los vidrios de la casa.




DICHA


Mediodía de octubre:
con dos ciruelos blancos
y un cerco de geranios
la casa
del guardabarreras
es el paraíso.







PASOS

He bebido las aguas
del Shu – Am
como si no estuvieran
contaminadas.
A orillas
del río silencioso
crecen flores amargas
sobre las que he descansado,
                                leyendo.
Y no he pecado
sino
lo necesario.






CIELO

Sobre las montañas nevadas,
como una flecha oscura,
van los patos salvajes.
Cruzan.
Como tu sombra
           sobre mi corazón.






Susana Cabuchi (Jesús María, Córdoba, 1948)



Fuentes: http://www.antoniomiranda.com.br/Iberoamerica/argentina/susana_cabuchi.html
             http://laseleccionesafectivas.blogspot.com.ar/2008/06/susana-cabuchi.html
             http://poemaniainventario.blogspot.com.ar/2010/02/poemania-n-205-susana-cabuchi.html
             http://emmagunst.blogspot.com.ar/2013/11/susana-cabuchi-4-poemas-4.html

1 POEMA MÁS DE ROBERTO SANTORO

LOS LADOS, LAS COSAS Y LAS OTRAS COSAS

Hay dos lados, éste y el otro.
La gente, desde luego, se divide en los de éste lado y los de aquél.
Un lado jamás puede admitir al otro, ni locos que estuviéramos.
Hay veces que los lados se llegan a encontrar.
En los lados siempre hay cosas.
Hay las cosas que son y las que no pueden ser.
Hay otras que están bien y algunas que quedan muy bien.
Tener una guitarra sin estuche queda muy bien.
Saber tocar la guitarra es de lo peor.
Aparte de las cosas están las señoras, los señores, las señoritas, los jóvenes y los niños.
También están s tipos, los pibes y los muchachos.
Hay veces que hay blancos y negros.
Hay los blancos que se pelean con los negros.
Hay amarillos.
Según las ganas que uno tenga existen los que están y los otros.
Algunas veces uno no tiene ganas.
También están los nerviosos y los malintencionados.
Hay los que casi no son y los que quieren llegar a ser.
Hay los que se hacen ver, los que se hacen y los que se van haciendo de a poco.
Estos que se hacen poco a poco son los de carrera.
Hay los hijos de abogados, los hijos de médicos, los hijos de abuelo, los hijos de mamá y también los otros hijos.
Aparte de las cosas están los lugares.
Hay bares, confiterías, boites y otros lugares.
Hay lugares de juego arriba de la mesa y otros de juego por debajo.
Según los juegos, hay manos, manitas, manecitas y manotazos.
Cuando los lugares están llenos a veces se los llama colectivos.
Otras veces también se los llama colectivos.
Los colectivos pueden estar escondidos.
En estos casos alguien comenzó a llamarlos subtes.
Hay muchas tardes de subte.
En los subtes pasan cosas.
Las cosas siempre pasan.
Si sólo pasaran las cosas que uno quisiera, quizás no habría tantas cosas.
Hay cosas que yo no sé, hay cosas que vos no sabés y hay cosas que vos no te imaginás.
Otra de las cosas que hay es el nombre.
También está el renombre.
Además están los que trabajan.
Cuando uno trabaja, muchas veces comete acciones.
Hay acciones que se hacen, acciones que se compran y también acciones que algún día se van a pagar.
Por otra parte siempre bolsillos llenos y bolsillos vacíos.
También están los militares.
Hay militares de arriba, militares de abajo, militares de aquí, militares de allá, militares de adentro,
militares de afuera y militares por todos lados.
Pensar que a veces también uno se enoja.
Según cómo se enojen están los que van y los que vienen.
También hay los que frecuentan.
Cuando alguien frecuenta algunas cosas incurre en masculino.
Hay veces que tampoco.
También están las voces.
Generalmente hay muchas voces de las otras.
Las voces siempre dicen cosas.
Muchas veces dijeron mentiras.
La verdad es todo lo contrario.
También están las historias, las historietas y los tarados.
En una época hubo descubridores y descubiertos.
Hay muchos que todavía no han sido descubiertos.
Hay destapados.
Hay cosas que quedan tan bien que da gusto: un Ford T por ejemplo.
Un Ford T de un señor muy gordo es una lata, en cambio un Ford T de un grupo de muchachos
en algunos casos es una locura.
También puede ser un chiche.
Hace mucho yo era chiquitito.
Hubo además muchos que no llegaron a ser ni chiquititos.
Olvidaba decir que hay mucha gente grande.
Cuando a la gente grande le gusta gritar, muchas veces es político.
Hay veces que es afónica.
Los políticos casi siempre se confunden.
Otra cosa son los policías.
Algunas veces llegan a ser los guardianes del orden.
También está el desorden.
Según las clases de desorden, hay lides, peleas y broncas.
También hubo guerras.
Hay las guerras de mentira y las guerras de verdad.
De vez en cuando alguno vuelve a ser poeta.
Por lo general hay monstruos.
Hay los que se dedican a las bombas.
Hay bombones.
Otra cosa es la media.
Hay las medias con raya, las medias sin raya y las sin media.
También están las medias lunas.
Cuando muchos no pudieron comer ni siquiera una media luna, llegaron a tener hambre.
Entonces empezó a mirar de malos modos.
Sin embargo estaban los que sabían mirar.
También hubo los que ya ni miraban.
Ahora sigue habiendo.
Yo no sé qué va a pasar cuando pase algo.




ROBERTO SANTORO (Buenos Aires, 1939- desaparecido en 1977)





viernes, 19 de agosto de 2016

2 POEMAS DE ANTONIO CISNEROS






Vivía
nuestra casa,
con sus muros
cubiertos
de sal
todo el año.
Afuera,
simplemente dormía
nuestro patio
sobre tu
corazón.






ORACIÓN


Qué duro es, Padre mío, escribir del lado de los vientos,
tan presto como estoy a maldecir y ronco para el canto.
Cómo hablar del amor, de las colinas blandas de tu Reino,
si habito como el gato en una estaca rodeado por las aguas.
Cómo decirle pelo al pelo
                       diente al diente
                       rabo al rabo
                     y no nombrar la rata.








Antonio Cisneros (Perú, 1942-2012)

Fuente: "Postales para Lima", Antonio Cisneros, Editorial Colihue, 1999.

  


2 POEMAS MÁS DE MARIEL MONENTE





a diferencia de otras casas
todos los pisos se antojan
un espacio para descender
lóbrego enmiendo en la flor de lis
con olor a madera de barco ya partido
tres peldaños
una puerta verde
es un muelle por despedir
una tierra sin llaves ni fallebas




Tul

Lo que estoy cultivando
en esta tarde amarilla
es el viejo salitre de los huesos
y te escucho tiritar
detrás de los jardines
detrás del huerto
donde construías catedrales de caña
donde crecían tomates
tiritamos
yo, todos
dicen que enterraste
bajo el halo de la noche
los restos del vestido de novia
tul
una espiga seca
y algunos insectos
para que ella vuele.



Mariel Monente (Buenos Aires, 1961)

Fuente: "Casa ciega", Mariel Monente, El Mono Armado, 2016.











jueves, 18 de agosto de 2016

2 POEMAS DE PATRICIO FOGLIA



Mis padres me usaban de burro de carga

hablando mal, el uno del otro.
Me tocaba transportar material radioactivo
y el líquido espeso de las conversaciones
se filtraba en su goteo
pero a mí no me importaba convertirme
en un burro fluorescente
brillando en medio de la noche.

(de la serie "Lugano 1 y 2") 








Antes de que termine la noche

el buque pesquero junta sus redes
para zarpar
de regreso al puerto.
Ahora las máquinas hacen su trabajo.
Agotado, Takashi
camina hasta la baranda
y prende un cigarrillo.
Más allá, en el cielo
las nubes empiezan a agruparse
formando un algodón flotante,
violeta y eléctrico.
- Qué hermoso cuando cae
un rayo sobre el mar: ojalá pueda verlo,
piensa Takashi,
y después no piensa nada más
da una última pitada
y tira su cigarrillo:
un punto rojo cae, y desaparece
en las aguas negras del océano.
(de Tokio, Caleta Olivia ediciones, 2016.)



Patricio Foglia (Buenos Aires, 1985)

4 POEMAS DE ROBERTO BOLAÑO





Esperas que desaparezca la angustia
Mientras llueve sobre la extraña carretera
En donde te encuentras

Lluvia: sólo espero
Que desaparezca la angustia
Estoy poniéndolo todo de mi parte



..............................................




Dentro de mil años no quedará nada
de cuanto se ha escrito este siglo.
Leerán frases sueltas, huellas
de mujeres perdidas,
fragmentos de niños inmóviles,
tus ojos lentos y verdes
simplemente no existirán.
Será como la Antología Griega,
aún más distante,
como una playa en invierno,
para el asombro y otra indiferencia.





......................................................








Cae fiebre como nieve
Nieve de ojos verdes





................................................



Una persona -debería decir una desconocida- que te acaricia, te ha hace bromas, es dulce contigo y te lleva hasta la orilla de un precipicio. Allí, el personaje dice ay o empalidece. Como si estuviera dentro de un caleidoscopio y viera el ojo que lo mira. Colores que se ordenan en un geometría ajena a todo lo que tú estás dispuesto a aceptar como bueno. Así empieza el otoño, entre el río Oñar y las colinas de las Pedreras.



Roberto Bolaño (Chile, 1953-2003)

Fuente: "La Universidad desconocida", Roberto Bolaño, Editorial Anagrama, Barcelona, 2007.




3 POEMAS MÁS DE DOLORES ETCHECOPAR






estuve allí
me gustaba la tierra    sus argumentos
la mañana que sale de su poro
me gustaba

mi pregunta cortésmente asida por los árboles

estuve allí
de pie con la cabeza dormida
me apuró un caballo
el sonido de sus patas sobre la tierra dura
me encerró a escribir

el pasto
besó mis párpados
no dejó recuerdos
me despierta cuando lloro



...................................................


querés soltar la lengua los pasos
llegar antes que la noche a tu vida verdadera
pero empezás y no conseguís el encanto de salir corriendo
no largás la pequeñez de tus propósitos
viviste demasiado poco
apenas lo suficiente
para rodar por tu costado más firme
así así dispuesta a un suelo tartamudo de tanto pisar
el mismo sitio   no conseguís abandonarte al encanto
de salir corriendo quedás varada entre los ruidos del mundo
y tus pensamientos lastimosos
recordás la hoja del ombú
cómo acariciaste la lentitud de su crecimiento
imaginando tu aniquilación
irresistible el encanto de salir corriendo
sin punto de llegada   sin los golpes vanos de la espera
lejos de lo escrito
ir por insinuantes terrenos
ir por los pastos y a luna que un día de tu infancia
escondiste a tiempo    justo a tiempo
para tener donde vivir


..............................................



la lluvia lavó los caminos
ninguna huella señala lo que aún perdura
ninguna lo que se ha ido para siempre
estás a tiempo
por el cristal de la tristeza
pasa la luz de tu cansancio
de pronto maravillada




Dolores Etchecopar (Buenos Aires, 1956)
Fuente: "El cielo una sola vez", Dolores Etchecopar, Hilos Editora, 2016.










viernes, 5 de agosto de 2016

2 POEMAS DE CES LE MHYTE



“Lo que fluye en uno dentro del mito no es la verdad sino la realidad,
la verdad es siempre sobre algo, y la realidad es ese algo sobre el
cual la verdad es.”
C. S. Lewis


No se alcanza el habla
        con las ruinas de lo que queda,
                           pero señalar lo innombrable
              con todo el resto de la lengua
 abre un fragmento de luz.














“¿Por qué hay que trabajar sobre la memoria? Porque es necesario
abrir un futuro al pasado.”
Paul Ricoeur



Sólo lo verdadero conserva su impronta
                             como el destello del granito de arena


                                      en los concretos escombros de la memoria.








Ces Le Mhyte
Fuente: "La huella del erizo", Ces Le Mhyte, Editorial Hesíodo, 2015.