lunes, 18 de febrero de 2019

3 POEMAS DE JUAN CAMERON




Mis hermanas


1


Yo vendía las luces y guirnaldas
y mis hermanas reían.
(En Playa Ancha algunos barcos perdidos
aullaban solamente)
y nosotros, soñando en cárceles rosas
ignorábamos el mundo.





Brigadista

Salgo de noche a pintar consignas
contra los enemigos
(soy el terrorista de café
u hombre del mañana)
y enciendo una mecha bajo la muralla
donde con letras rojas
acabo de garabatear
tu nombre de novela.






Aeropuertos

1

Discontinuado en casa
retenido por Pluna en San José de Mayo
entre gentes amables de corazón pampeano
requerido por Táchira bolivarianamente
pienso en vos mi pequeña inmensa luna clara
y te leo en las páginas virtuales del momento
electrónicas pálidas como un producto antiguo
que insisto en exponer en la vidriera aquella
Discontinuado digo
devastado
                                     sin vuelo.






(de "Antología")



Juan Cameron  (Valparaíso, Chile, 1947)

Fuente: "Antología", Juan Cameron, Editorial UADER, 2017.


1 POEMA DE JORGE FELIPPA




Una magnolia



Si cargás en los hombros
las fotos más antiguas
de amores extraviados,
¿por qué extrañar esos días
que serán para siempre
promesas incumplidas?

Soltaste las amarras
y mirás alejarse
la obra inconclusa
que gozarán tus hijos.

Hoy la palabra te puso en el camino
una magnolia cultivada en las sierras.

Bebieron a escondidas
las lunas del verano
hasta quemar las naves
y amanecer desnudos
en la arena del río.

Desde entonces caminan
palpando cicatrices.

Si sus nombres apenas
son arena de río,
¿importa en qué tierra
descansarán tus huesos?



Jorge Felippa (Córdoba, 1949)

Fuente: "Inversiones del buey escorpiano", Editoriales Babel, Sol Ubano, Insigna, 2018.



2 POEMAS MÁS DE SELVA DIPASQUALE





Anudo el alma a las sombras
camino.

El sol se detiene en el
duro corazón
de la simetría.

Puntos de luz.

Lo que acaricio
se derrite.








El amor continúa: alguno seres
urgen su paso, se entrechocan
en abrazos leves, patinan
en un mapa iluminado
se diluyen para no morir
por aplastamiento.




Selva Dipasquale (Provincia de Buenos Aires, 1968)

Fuente: "La sombra de la mano", Selva Dipasquale, Editorial Zindo&Gafuri, 2015.




1 POEMA MÁS DE ALEJANDRA BOSCH



10.

Para no escribir poemas adolescentes
voy a dejar que los días pasen
y es la única verdad
tarde o temprano
voy a dejar de huir
de tirarme por toboganes
y de encerrarme dentro de casa.
Pienso en mi escritura
llena de lugares comunes
y palabras desnudas
en la ventana, hay una postal
del río de enero
flores que regamos
y todavía recuerdo los versos
que hice y espero tu detalle
una respuesta a la distancia.
Para no seguir escribiendo poemas
adolescentes
dejo hoy de procurar tu palmada
pero sigo niña
sigo con miedo
sigo descalza
sigo huérfana
mis poemas siguen inmaduros
voy a pensar cómo se hace
para que los otros me vean madura
vieja
entera
casi un árbol con sombra.
Quiero, deseo
busco cortar mi pelo
hasta los hombros
y no lo hago
para no alejarme del reflejo
que me acompaña
mi pelo largo
mi lengua larga
mis uñas escondidas
mis curvas y lo que puedo
decir
dentro del auto en movimiento.
Mi edad es la del pequeño tiempo
y mis poemas precisan
de ayuda.


Alejandra Bosch (Santa Fe, Argentina, 1967)

De "Movimientos de tierra", Alejandra Bosch, material enviado por la autora.

viernes, 8 de febrero de 2019

1 POEMA DE JAVIER ADÚRIZ






El gato




No llores, Lulita, no me hagás de todo esto una tragedia.
¿No ves? tuve razón: estaba escrofuloso. ¿No viste, no lo viste,
lo errático que estaba, su poco pelo, ese cansancio de hambre?
Lo que no sabíamos era su gana de muerte. A la final
fue de cajón el sórdido desplome hacia el machimbre.

Qué vas a hacer, mi amor. No hay que llorar. Y menos
acá en la basura...A más, a quién le importa, decime.
A quién le importa si subía o bajaba del cielo por la noche.
A quién le cabe si miraba o remiraba con odio. Amarillos
los ojos, los tiene cualquier gato. Cuantimás este maula

que hizo lo suyo duro. Sin ardor en exceso, sin lamerse
con furia las heridas...Por dios, aquí hay olvido nada más...
Tomá, gasta un trago....Si me oyeras, si me oyeras un poco
lo que hablo. Ya sé que era tu príncipe. Y qué, y qué.
No nos sacó de ésta, ¿no? A a quién le importa tu compasión,

los años de incierto entendimiento. Ese mirarse a los ojos
como quien mira a alguien, a la ternura, a un compañero...
Comprendo, el fin de la ilusión. Lo comprendo de veras.
Pero no me hagas de esto una elegía. Lo juro, yo te entiendo
que sus pulgas comían tu congoja. Y qué, por dios, y qué.

Miremos juntos otra vez lo alto en lo sucio de la noche.
estamos solos, Lulita. Y me quiero reír y así no puedo.
Por favor, acariciame, acariciame un poco. Si el olvido
es el don de la miseria. Te lo ruego, Lulita, detesto
lo bandengue. No concedás la emoción enferma.



Javier Adúriz (Buenos Aires, 1948-2011)

Fuente: "Los nada", Javier Adúriz, Ediciones Del Dock, 2010.




6 POEMAS MÁS DE SUSANA CABUCHI







Carta a mis abuelos



Vuelvan.
Cúbranme de su idioma
volador
como las arenas de Maaloula.
Denme la luz
los rostros y los nombres queridos
que dejaron allá,
donde tú
abuelo
usabas botas negras y los ojos alegres
y tú, abuela
bordabas el viento
en los manteles
y estabas con tu madre
y sonreías.
Cuéntenme de la tarde
cuando se conocieron
y del paisaje donde nació mi padre.
Cuéntenme la tristeza que tenían,
cuéntenme los recuerdos que trajeron,
cómo cantaban mientras lavaban ropa.

Hoy viajan en mi sangre
las calles de su tierra,
la piel oscura de sus hombres,
el calor de sus casas
como piedras calientes.
Y me suben a la boca
dátiles como hostias
y aquella fe en El Libro
que nunca dejaban de leer.
Y me crecen
higos dulces con nueces
y viajes con mucha pobreza
y niños vendiendo telas en canastas
y pueblos enteros caminando
y arroz envuelto en hojas húmedas de parra
y leche agria con menta seca
y cruces
y más cruces
como el dolor de toda la familia.

Yo bendigo la tierra
que le han dado a mi alma
y esta música
ardiente
como el sol de Damasco.

Ahora
que duermen con todos los parrales
en la tumba
y que en la casa
no están ustedes y han muerto
los canarios,
les prometo un racimo de uvas
este verano.








Estuvo aquí


Estuvo aquí,
en mi vida.
Trajo todas sus cosas,
ni su tristeza se olvidó.
Dobló su ropa en los estantes,
tomó un lugar para guardar su pipa,
puso dos tazas con café en la mesa
y vio pasar los pájaros
detrás de la ventana.

Pero miró el reloj
y dijo que era tarde.
Afuera, el cielo estaba azul.





Paisaje II


Hay un olor a pasto
removido
por la lluvia de enero.
Ni una brisa
sorprende,
y un indeciso sol
ilumina la tarde.
Algunas cabras
lentas
se refugian
bajo los árboles
y están limpios los postes del alambre
y transparente el aire.
¿Sabrá esta mansa lluvia
que hace crecer el río?


(de "El corazón de las manzanas")







4


Llovía
para que la hermana mayor
se lavara sus cabellos.
Entonces
danzaba por el patio
persiguiendo la lluvia,
sostenía su balde
bajo el hilo más grueso
y el agua
cantaba sobre el agua.
El viajero
colocaba pequeñas vasijas
en los desagües
y ayudaba
poniéndolas al fuego.
Océanos misteriosos
los baldes de la hermana:
nos quedábamos
mirando,
entre las astillas del fondo,
distancias infinitas.
Y todos
nos sentíamos orgullosos
después,
cuando con la mano
               abría
sus oscuros cabellos
y brillaban.






11


El viejo Duque
ha seguido inmediatamente
al viajero.
Cuando lee, a las siestas,
sobre los troncos grandes
de la leñera,
Duque apoya su cabeza
sobre los gastados zapatos del hombre.
Desde que llegó
nuestro perro lo ha elegido.
Por el olor a jume, quizás,
como la madre.





14


El viajero
ayuda a la madre
en la cocina
y al padre
en la carpintería.
Cuando los dos trabajan la madera
hablan de ir a pescar
el próximo verano.
Y aunque todos creemos
que para aquellas fechas
nuestro amigo se irá,
es una alegría ver al padre
reír
y gesticular
mostrando
cómo serán de grandes
los peces
que traerán para la cena.


(de El viajero)



Susana Cabuchi (Jesús María, Córdoba, 1948)

Fuente: "El corazón de las manzanas", Susana Cabuchi, Alción Editora, 2018.
             "El viajero", Susana Cabuchi, Editorial Vientodefondo, 2018.




1 POEMA DE EUGENIA COIRO






Solos en el viaje. Intentamos conectar con algún otro.
Probamos lenguajes, vamos tanteando sin saber qué efecto puede
Sorprendernos.
La cara asombrada. La fascinación del comienzo. El futuro de a dos.

Todo comienzo es una trampa.






Eugenia Coiro (Buenos Aires)

Fuente: “Fragmentos del fin”, Eugenia Coiro, Viajera Editorial, 2016.


3 POEMAS DE SAMUEL GONZÁLEZ-SEIJAS







Estoy solo, dejado, como piedra de vientos.

Qué aire suena, y qué silencio.

Atado a Dureza
Deambulo por senderos de un bosque blanco.

Desde esta cerrazón, apenas me es dado mirar
cómo marchan frente a mí
las hormigas del desdén.
  








Nos llevas lejos de la ciudad, en procesión, hacia pozos de contrición.

Allí has puesto toda el agua, el sudor de la espera.

Allí, la vigilia del origen.

Sacamos y sacamos cuencos de ahogados bordes,
sin saciarnos nunca.









¿Culpables de qué si aún mordemos mal los alimentos que vienen de ti?

Tu rayo puede fulminarnos y sin embargo la llamada no acaba
 con el fuego.

Deja de soltar en nuestros hombros el plomo de la ira,
la venganza y la pena.

Convéncete de que hay un sonido nuestro, un balido que rompe
hasta las piedras.





Samuel González-Seijas (Caracas, 1971)
Fuente: “Salmos de la penuria”, Samuel González-Seijas, Oscar Todtmann editores, Venezuela, 2018.

2 POEMAS MÁS DE CARLOS BARBARITO





Hay una botella rota...


Hay una botella rota
entre muchas otras botellas rotas,
rotas maderas, alas rotas
de pájaros rotos, un cartel
casi hundido en el fango.
Pero duerme, no despierta.
Se derrama la tinta,
ensucia el papel, la mesa, el suelo,
vuelan fragmentos de mundos,
islas en llamas, mares en llamas,
y, en medio del caos,
una forma tropieza con su sustancia
y no reconoce,
no reconoce el barco a su timón, a su amarra,
la máscara al rostro que oculta.
Pero duerme, no despierta.
Ara;as, rocío, caracol, mercurio,
cópulas, proverbios, aerolitos,
mueble que rechina, esmalte
sobre esmalte, metamorfosis,
desde el barro hacia las alas.
Pero duerme, no despierta.
¿Quién clavó con clavo perfecto
su sueño, lo fijó
en un muro blanco, uniforme,
contra el que chocan, sin destino,
las marcas, las luces, las manos?







¿Un deseo?


¿Un deseo?
Romper el libro, abrir el viento.
¿Un deseo?
Engañar a la muerte, despertar y seguir soñando.
¿Un deseo?
Un teatro de ópera en llamas.
¿Un deseo?
Lo dijo Yeats:  The burning bow that once could shoot an arrow out of
the up and down...
¿Un deseo?
Constantinopla, el Mar del Norte, oro y esmalte.
¿Un deseo?
El desnudo perfecto en el vaso de la Gran Obra.
¿Un deseo?
Una pluma de gorrión en el aire del mediodía y ningún gorrión a
la vista.
¿Un deseo?
Una varilla, hojas de estaño, una chispa en una botella de Leyden.
¿Un deseo?
Comer con las manos.



Carlos Barbarito (Pergamino, Argentina, 1955)

Fuente: "Radiación de fondo", Carlos Barbarito, aBrace Editora, Uruguay, 2018.


viernes, 1 de febrero de 2019

2 POEMAS MÁS DE RICARDO DI MARIO





XIII

  
          a M.M.M.                         
Trilogía                         



I


/así era ángel patriota,
había dejado su familia, sus sembrados,
su nube rosada del mar al mediodia/
                                                                                                      Mónica Morán


Hay un aroma cierto de cocina
un sol azteca de cara chata en medio de la cama
un montón de pequeños dioses en una suerte de presagios
y un lanzarse al sacrificio como un rito sin fe.

En la galería  unos espíritus frescos que no han olvidado
un papel se transparenta en las manos y desaparece
otra vez esa delgada hecatombe de silencios en
               la lengua de los dedos.

Ser yo cuando hablo de mí
calentar los huesos que evoco y dejarme empujar hacia 
               mi adentro
el grito mudo del gato
/como si entendiese/
me sigue en la catástrofe
mira el diario en la pantalla y dice sin hablar:
amar era tan fácil.







V    


La tristeza es una estatua en el fondo del jardín de
               una casa abandonada,
se hunden mis  pasos en el mar de hojas,
¿Qué mano milagrosa y despiadada le ha otorgado
               la vida para quitársela?




Ricardo Di Mario (Buenos Aires, 1959. Reside en Los Hornillos, Valle de Traslasierra, Córdoba.) 

Fuente: "El mundo circundante", Ricardo Di Mario, Alción, 2018.                 

1 POEMA DE AYELÉN SOL RIVES




Cocina Uno


Es el segundo año del milenio.
Mamá me cocina
milanesas de cuajo.
Dice que estamos a dieta:
masticamos
lo que no llena:
devoramos
el vacío.

Sonríe el lobo.
Hay hambre.
El corazón me hace ruido.


Ayelén Sol Rives (Quilmes, 1988)

Fuente: "Movimientos- Primera Antología Ciclo Monserrat 2018", Edición de autor, 2018.


5 POEMAS MÁS DE VALERIA CERVERO






el mundo sigue hecho para otros
y aun así sabemos
que hay algo nuestro ahí








Tantas cosas que se escapan de mi atención.
Las marcas de los autos.
Las ofertas del súper.
La última conversación en el trabajo.
Historias de famosos.
El nuevo celular.
Encuestas sobre libros.
El arroz que dejé en el fuego.
El color de la ropa de mi jefa.
Los nombres de las canciones.
Los vecinos de la esquina.
La muerte de mi madre, a veces.








La hendidura en la pared
es una grieta en la realidad que nos deja
librados a otro universo.

¿Desde dónde llegan las voces,
los cuerpos que contienen, la memoria?

Cada imagen es tan poderosa
como todo lo vivido.

Una grieta en la pared
trae su luz y su sombra imposibles.
¿Quién recuerda lo que se fue
como si aún fuera de este mundo?


(de "Seres pequeños")





otra vez yo...      sin lograr el golpe de palabras
que permita ser
eso
que nunca
se entiende
miérdadisgregación

otra vez







la utopía de hablar por  Otros

vos
    es

:elquiénfuera
de los
silencieros.

apresada
quietud

         no es la                   HISTORIA

: letra y cicatriz
                     de los perdidos de las orillas

la utopía

:  habla
río

mientras
des                   
y                       
aparecidos



(de "Madrecitas")



Valeria Cervero (Buenos Aires, 1972)

Fuente: "Seres pequeños", Valeria Cervero, Hemisferio Derecho Ediciones, 2018.
              "Madrecitas", Valeria Cervero, Barnacle, 2017.