domingo, 20 de noviembre de 2016

5 POEMAS DE SANDRA WASILEWSKI


CUENTA LA LEYENDA


Cuenta la leyenda
que hay una cuadratura exacta
en la que están alineados
todos los planetas
los deseos
las estrellas fugaces
los agujeros negros
las estaciones
las miradas
los pensamientos
y que ciertos cuerpos
están destinados
a no tocarse nunca, dicen.
Y es justo ahí
en esa baldosa azul
de la parada del 60
donde te vi
por primera vez.





ORACULAR


I

Que me corte la respiración digo.
Y dejo de respirar en ese instante
mientras la emperatriz
me observa desde la mesa.
Que me deje seguir respirando
ahora digo.
Y en todo su esplendor aparece
la rueda.
¿Habrá sido, entonces,
buena fortuna
haberte perdido?




II
La emperatriz sobre la mesa
gesta algo.
No sé.
La rueda invertida
a la derecha.
Pérdida
perdida
¿Será beneficioso perderte?
El oráculo no miente.
Yo sí.



HAY VIENTO AFUERA


Hay viento afuera.
A cada rato me asomo.
De la soga podría soltarse algo
un pulóver, la remera verde
una media
podría salir volando
porque hay viento
y podría perderse y no volver
y caer en algún patio
con plantas y perros
y tal vez un limonero.
Todo producto del viento.
Yo ya estoy parada en la cornisa.



LA MUJER MARAVILLA


La mujer maravilla
es mamá de cuatro pibes.
Cambió su avión invisible
por una Gol Country.
Sólo por comodidad.
La mujer maravilla
compra la tintura
en la misma perfumería
que yo.
La mujer maravilla
engordó veinte kilos
y llora,
todos los domingos
a las seis de la tarde.


SANDRA WASILEWSKI (Capital Federal, 1971)

Fuente: Poemas enviados por la autora.

miércoles, 2 de noviembre de 2016

4 FRAGMENTOS DE POEMAS DE CLAUDIO ARCHUBI







Virtus o de la casa del viento (fragmento)


1


Crecí en una ciudad de viento.

Me rodearon mis compañeros, inquietos, sin entender por qué ante ellos algos frágil, sin virtud, casi como una advertencia, ofendía la solidez de sus cuerpos bajo los neones del verano. Porque a la fiesta violenta de la juventud hasta mis amigos entraban, como turistas en las olas, a contraviento.

Habían aprendido a resistir.





Bonitas o del encuentro con la Bondad (3 fragmentos)


3

Me dije: para encontrar -suelen decir- hay que cerrar los ojos.
Y pensé en nieve tras nieve.
Y sospeché de una tercera nieve y de un camino.



4


Grandes acontecimientos picaron mi cuerpo, pusieron su fría espuma y su llovizna, desplazando lo no crecido.
Yo insistía.



5

Años se perdían bajo mi mano. Livianos, blancos.
Cosas pequeñas deshechas en lo abierto.
Ella permaneció ahí, atravesada por por el cansancio de haber visto.

¿Veía en mí la nieve?





Claudio Archubi (Mar del Plata, Argentina, 1971)

Fuente: "La máquina de las alegorías", Claudio Archubi, Buenos Aires Poetry, 2016.