Tengo frío junto a los manantiales. He subido hasta cansar mi corazón.
Hay yerba negra en las laderas y azucenas cárdenas entre sombras, pero, ¿qué hago yo delante del abismo?
Bajo las águilas silenciosas, la inmensidad carece de significado.
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Vigilaba la serenidad adherida a las sombras, los círculos donde se depositan flores abandonadas, la inclinación de los sarmientos.
Algunas tardes, su mano incomprensible nos conducía al lugar sin nombre, a la melancolía de las herramientas abandonadas.
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No tengo miedo ni esperanza. Desde un hotel exterior al destino, veo una playa negra y, lejanos, los grandes párpados de una ciudad cuyo dolor no me concierne.
Vengo del metileno y el amor; tuve frío bajos los tubos de la muerte.
Ahora contemplo el mar. No tengo miedo ni esperanza.
Antonio Gamoneda (España, 1931)
Fuente: "Libro del frío", de Antonio Gamoneda, Editorial Siruela, 2009.
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