martes, 22 de septiembre de 2015

8 POEMAS DE ANA LAFFERRANDERIE





Se puede estar en la memoria, ser antiguo. Reconocer las palabras en su curso. Y todo lo que vino será una saga, cada cosa el giro de un ovillo. Esta voz que desborda volverá a otros para hablar de sí.



***



No se aventura a lo extraño.
Tiene una casa aireada, puso una luz directa.
Mientras escurre el trapo no ve
las marcas en el cuerpo.

Podría surgir un jardín en el mármol
un desembarco en la vitrina y ella
cambiaría el mantel
sacaría las copas
impasible, para no gritar.



***


Llegaste tarde, mi sombra es adulta. Se alimenta en lugares donde una verdad paraliza. Llegamos tarde, no inauguramos nada. Plantamos donde había bosque. Crecieron raíces, tallos urgentes. Nada que pudiera ser tan puro, sólo nuestro.




***



Quedarme en el aire como si no estuviera
como si hubiera una forma de existir
faltando.




(los 4 poemas pertenecen al libro "Volcar la cuna")



***



Me fui tan lejos,
algo de lo que hablamos
lanzó mi mano hacia el árbol de nísperos,
ahora me muerdo despacio la pulpa amarilla.

¿Me ves sentada en el sillón?, voy
de la esquina del árbol a la casa.
Entro en la vieja bañera enlozada
me alargo con los pies en el agua
mido mi altura en los dibujos de la cortina
para ver si crecí.




***



Fue tan simple ese día, saltabas por la casa.
Llegó con la forma de un lugar ansiado,
era tu misma sorpresa desbocándote.
La conocés más íntima,
resurge algunas noches cuando todo
parece detenerse.
Es el triunfo de una pequeña euforia.
Te conduce liviana, abiertos los sentidos
hasta que una puntada muy fina te atraviesa

y con ella  o por ella te hundís en ese aire,
en tu forma más blanda, para que dure.



***



Alguien absorbe la luz, desploma tu reinado
alguien traído por tu propia deserción,
acaso ese estar ensimismada.

vino con una gama de gestos que te faltan
para hacer evidente lo que ahogaste

(el alivio
de una palabra exacta, la eternidad
de un arrebato, ese envión
de los sabores)



***



No permanece, mueve sus condiciones
cambia a cada momento como la luz
como aquella que viste desde el puente
por donde ibas con la soga suelta.
Esto no se detiene, apenas se establece
mientras la sombra de lo que es
y lo que pudo ser se aúnan,
cada elemento conjugado ablanda su posición.

Solo eso, y la voz
que insiste en atenuar
y el ejercicio de llegar a tiempo
a frenar las pequeñas desolaciones.



( Los 4 poemas pertenecen al libro "Día Primero")



Ana Lafferranderie (Montevideo, 1969, vive en Buenos Aires)

Fuente: "Volcar la cuna", Ana Lafferranderie, Ediciones del Dock, 2013
            "Día primero", Ana Lafferranderie, Ediciones del Dock, 2015




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