viernes, 6 de mayo de 2016

3 POEMAS DE JORGE LEONIDAS ESCUDERO




Referencias


El tatarabuelo por lado de mi papá
salió de La Rioja hace cuándo
en una sequía grande y ¡Ea! ¡Quiá! ¡Ea!
con sus animales por delante
fue a dar a El Balde, en San Luis.

Tuvo allí descendencia hasta que mi padre
dio un saltito a Mendoza, dobló hacia el norte
y acampó aquí. Ya estamos en San Juan, pues.
Entonces fue que Leonidas casó con la Margarita
y aparecí yo en escena.

Nací en calle Santa Fe a pasitos de Alem,
junto al taller de don Manuel Trías, mi tío,
donde una vez me quemé con la fragua
pero no aprendí la lección
ya que en otros asuntos me he quemado siempre.

Después con mi abuelito por parte de madre
fui a la finca del Médano de Oro, y ya se sabe
que todavía ando con olor a pájarobobo y pichana.

Más tarde oficié de jugador, busqué tesoros,
entré a las minerías, pasé por el folklore
y llegué a la oficina donde me hice viejo.
Y escribí versos
porque si a vos te meten la cabeza bajo el agua
no se te ocurre otra cosa que poder respirar.




Tanteo a oscuras


¿Adónde va el amor? ¿Qué busca en nosotros?
Pobre de mí entonces, víctima de él
porque me usa de puente para ir a no sé.

¿Va
el amor a mujer que es llamándome o
yo así me doy cuerda para ir a un oscuro
inexorable Todo? Nadie
sabe un qué hay detrás de este
caminar en la noche dando voces, nadie.

Endemientras el sexo hace lo suyo,
arremete, pone y saca, encima
vivientes para en por último
aislar a cada uno y lo estruja, le saca
las ganas la alegría la tristeza, le desviste
los huesos. Dígame alguien
¿adónde va el amor?




CUENTO DEL VIEJO Y DE LA VIEJA


Escúchenme, chitt,
son confidencias tardías:
Salió con el vestido blanco y le hicieron hijos,
volvió con el negro cuando la hicieron trapo.
Ahora pela papas y hamaca al nieto,
en eso está.

Pero si en ves de eso dijera que me quiere
yo mismo la tomaría por loca.

¿Es que no han dejado piedra sobre piedra aquí?
Pegada a la ventana fabrica pelucas
con lana de chimeneas
y me las aplica en escenarios de ayer.
Por mi parte, atento,
le envío claveles de florerías añejas.

Quise correr su calle en primavera
y tropecé.
Quiso venir a verme desde sus lejanías
y no pasó el ómnibus.

Hoy mueve con el pie la cuna del nieto,
pela papas
y con prolijidad única desteje posibilidades
ya que el agua florida no anina
dos veces bajo el mismo puente.




Jorge Leonidas Escudero (San Juan, Argentina, 1920- 2016)

Fuente: Jorge Leonidas Escudero, Poesía completa, Ediciones En Danza, 2011.



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