San Antonio Abad
(17 de enero. Protector de los animales, de los tejedores de cestas, de los enterradores y ermitaños)
Sostengo en alto mi corazón
como un escudo.
En mi carne derroto al enemigo.
Sí, yo levanté mi casa frente a las fieras:
el viento del desierto devoró mi piel,
las alimañas del monte
hicieron nidos en mi vientre.
Soy la columna que no puede derribarse.
Santa Tecla de Iconio
(23 de septiembre. Virgen y mártir)
El ojo de la eternidad de abrió en mi mente:
se desataron los dientes de la luz.
Ahora cae mi sangre como una fruta madura.
Los pájaros devoran la última espina del silencio.
Cuerpo, asno salvaje:
rebuzna, ladra.
Santa Paula de Roma
(26 de enero. Patrona de la orden de san Jerónimo. Fundadora de monasterios en Tierra Santa)
Mis palabras son una espada:
cortan la médula del aire.
¿Quién se pasea en lo profundo del mar?
¿Dónde reside la luz?
En esta encrucijada
comemos en silencio la avena de los ciegos,
dormimos sobre la luz del luto.
Mis palabras son una cuerda que ata
los cuatro extremos del mundo.
Diego Roel (Témperley, 1980. Reside en La Plata, provincia de Buenos Aires)
Fuente: Kyrios, Diego Roel, Editorial Detodoslosmares, 2016.
Muy buenos
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