mi madre me enseñó a llorar con una frazada
entre los dientes
decía que en el silencio estaba la profunda
virtud del llanto
su sublime esplendor
decía que en el silencio
el dolor alcanzaba el pudor de la pureza
***
hospicio
nunca supe yo de qué manera decir su mano contra el viento de la tarde
o decir ya no veré a mi hija crecer / me llevan a un lugar
de puertas cerradas como la noche o como
las mandíbulas terribles de algún dios
nunca pude decir cuerpo pequeño tu adolescencia ninfa cayendo
catorce pisos cayendo desde la nada de tu desesperación
ibas así
callada y de color rosa por el parque tan callada vos
tan temblor de todos los infiernos / él dijo que no , que no quería
ser el padre de la mirada perdida
del diagnóstico fatal / prefiero ser nada dijo en su rigor mortis previo
prefiero ser nada
y el tren supo y supo la altura de los cuerpos
ambos desmadejados en su caer sobre sí
ser la madeja deshecha / la palabra de la razón para siempre rota
entre sus huesos
supo el cuerpo ser ese montón de maquinaria perfecta
absolutamente rota sobre su conciencia
mientras el mundo
iba
conquistando una luz desde la noche
y no se podía creer que pudiera haber un sol después
que desde sus muertes aún pudiera haber el sol
sobre sus huesos en las vías / en la calle
no se podía creer
que siquiera pudiera existir
el sol
***
a Santiago Maldonado
debería llover toda la lluvia ahora
llover sobre el campo / sobre las montañas
llover y llover
que el cielo se cubra de un negro mortuorio
que parezca un sudario el cielo
que su azul mentira se olvide por días y por días
que se lave el mar
que la tierra desbarate sus terrones
debería llover hasta gastarse la lluvia
hasta que nos queden pálidos los huesos
hasta que se camufle el llanto para siempre
debería llover y llover
que los pájaros aprendan la urgencia del nado
que los peces no distingan océano de nube
que la lluvia en su lloverse pierda el sentido de caer
que flote la lluvia
que confunda los ríos
que atragante alcantarillas
que hunda todo / todo lo devore
y después
cuando el mundo esté limpio de ceniza / polvo / asesinos
y otras miserias geográficas
después
que vuelva él
y diga madre no te apenes / encontré refugio del agua y otras bestias
ni la lluvia ni ellos
me han tocado
Gabriela Yocco (Córdoba, 1968. Reside en Buenos Aires)
LA YAPA: Teresa Parodi lee a Gabriela Yocco
(El video es cortesía de Paula Novoa que lo acercó a mi muro de facebook)
Excelentes !! Felicitaciones.
ResponderBorrarGracias por darnos a conocer a esta poeta! Es excelente. Mucha fuerza. Escribe a carne viva.
ResponderBorrarSaludos.
Muchísimas gracias
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