LA PROPULSIÓN VIVIENTE
el empeño que come su pan duro
¿no es bastante castigo ese techo vedado
ese techo que brilla como una promesa?
Ah, ese bloqueo del paso, del pasaje
¿cómo es que nos han hecho así, tan desolados
tan de barro paciente y de imposible?
¿SERÁ QUE NOS ESTAMOS DESPIDIENDO?
¿estábamos en una despedida y el tiempo es pura
disgregación?
¿es así?
¿así desde el principio?
criaturas incautas mamando de la muerte
¿así nos enseñaron?
no
eso no nos han dicho a quienes tuvimos madres amorosas
la vida es larga y pródiga y viene cargada de sorpresas mi
tesoro
sí madre
y cómo no creerles
y si nos abandonaron demasiado temprano pensamos que
fue por excepción
y que el tesoro se acrecentaría
y es cierto que hubo tardes espléndidas y noches como
incendios
recordarlo nos empequeñece
y entonces
otra vez somos niños de pecho
desnudos y temblando bajo el estruendo de una voz
perdida.
Y ES CIERTO QUE ESTAS PALOMAS son enormes y turbias
y se parecen demasiado a las que vigilan en mis calles
y su gente es esquiva y no cruzaré palabra
y nadie sabrá de mí, y yo no sabré de nadie
y entonces
¿qué quedará del día y de este viaje?
¿cómo será?
¿cómo será perderse?
¿qué habrá del otro lado, en lo inconcluso?
Raquel Jadusliwer (Buenos Aires, 1946)
Fuente: Las razones del tiempo, Raquel Jadusliwer, Editorial lisboa, 2018
La belleza se transfigura como impacto en la fuerza de los interrogantes. Excelentes poemas !!!!
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