La esperanza
Mi
abuelo vivió en La Esperanza toda su vida.
A
La Esperanza se entraba
después
de pasar una tranquera
hecha
con los respaldos de una cama de hierro
de
plaza y media soldados el uno al otro.
Mi
abuelo ya se fue a dormir
pero
la esperanza sigue estando allí,
aguardando
sin descansar tras los respaldos
y
yo me uno a ella aleando mi carne
con
apenas un punto de soldadura.
Carlos Nuss (Concordia, Argentina, 1979)
Qué precioso!
ResponderBorrarQue bueno sería dedicarles poemas cuando están , y acordarnos de ellos y hacerles compañía cuando los tenemos... Ahora ya no lo puede veer... Carlitos...
ResponderBorrarhermoso
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