Dunav Sava
Pasan los pinos azules de Belgrado.
Desde su último invierno,
a través del ramaje de otra lengua,
me saluda mi padre.
No habré cambiado mucho en estos años,
más allá d euna hija
cuya vida no acertó a murmurar.
Debajo del collar de las bocinas,
por el vidrio que esboza un pentagrama,
el ayer es un libro que comienza.
Quién dijera:
convocar dos recuerdos que no pueden hablarse
en mi mesa de tres del pensamiento.
El viajero de enfrente me sonríe,
por sus ojos desfilan memorias del futuro.
Mi hija observa, también, por la ventana.
¿En qué distante mundo
se ha sentado a evocarme
mientras mira los pinos de otro cielo
que transcurren,
copiosos de avutardas?
Hemos llegado a la estación. Se desvanece
el coloquio familiar, nada es distinto.
Tal vez lo que importa del paisaje
es merecer un asiento en la memoria
de alguien que nos quiso
cuando estamos ausentes.
Paradojas del libre albedrío
Has ganado algo. Algo has perdido.
¿Cómo escoger
sin abortar, a su vez, prados conjuntos,
capitales, alientos, geografías,
palabras de café, constelaciones,
eventuales plegarias
del amor?
Toda elección también es una jaula.
Sin latido, sin rostro,
se fue con la basura
algún milagro escondido.
Viterbo Porta Romana
Con el contenido de las esperas
se podrían contar
todas las historias.
Arte y oficio del poema
Palabra en la cárcel de su huella
Francisco Caro
Un arbusto abrasado por coz de un relámpago.
Una imagen que viole el umbral de la palabra.
Cerradura averiada sin llave de salida.
Que te deje distinto.
Marisa Martínez Pérsico (Buenos Aires, 1978).
Fuente: IL CIELO TRA PARENTESI, a cura di Brandolini, Marisa Martínez, Pérsico, Ediziones Fili d´ Aquiline, 2017.
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