Algo en lo
imperceptible de la luz
evoca la felicidad o la amargura que nos hila.
Pasos cortos o largos,
da lo mismo para llegar.
Un cabeceo a la distancia, un margen
que varía, letras que sólo esperan,
la suavidad a lo largo.
Fuerzas de la materia que hablan de nadie; [2]
entre la caricia y el desvelo,
un modo de estar en el otro.
Si el soporte de la palabra finalmente es la memoria,
¿decimos para quién?
¿Quién es el que se corre?
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2 Daniel Freidemberg, “Aguas que tiemblan, como blancas”, Lo
espeso real, 1996
Alguna vez saldremos
de aquí,
de esta parte del mundo sin palabras,
de lo que roza la espalda y aún se esconde.
¿Pero qué haríamos sin nuestros muertos?
¿Qué podríamos sin ellos,
con lo mucho o poco que nos queda?
Ni la mudez ni la presencia anuncian nada,
sólo son atajos frente al día.
Una excusa para evitar aguas que desbordan,
Un respiro antes de la tormenta.
¿Por qué qué espíritu protege
lo que cae [3]
ante la insistencia de lo que vendrá?
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3 Valeria Pariso, “9”, Mascarón de proa, 2018.
Las mujeres de mi familia murieron solas o acompañadas,
pero dejaron sus voces sonando en el recuerdo antes de irse.
Tal vez haya sido una forma de legado,
una manera de tocar los otros cuerpos desde la lejanía.
No busco entender las vueltas que da la propia historia o la
ajena.
¿Cuánto encanto tendrían entonces?
Dios tal vez sea todo lo que no logro comprender
pero no llega a parecerme absurdo.
(de Agujeros en la superficie)
Costuras
4.
Es verdad que una puerta suena como quien la abre o la
cierra. Se sabe: cada sonido tiene su propio cuerpo. Su linaje también. La
mortalidad de quienes quedan afuera sólo es comparable a la del decir a la
intemperie. A la voz que abarca sola su propio estar.
Olvido
12.
Las penumbras también nos hablan de los otros. De la espera
puertas adentro, casi al borde del día. La voz parda para decir un nombre. La
energía puesta en la tarde que haya que volver.
Ctalamochita
24.
La belleza no se separa del mundo. El sonido del agua es el
sonido del primer día. Tal vez por eso no sabemos qué decir. Las palabras
fluyeron hasta quedarnos sin nada.
35.
La piedra también cuenta. Guarda la historia de medio
milenio atrás. La piedra es la historia. Morteros de familias o alegro del
chamán. El paisaje es la casa que perdura.
(de Ctalamochita)
Valeria Cervero (Buenos Aires, 1972)
Fuente: Agujeros en la superficie, Valeria Cervero, Kintsugi Editora, 2021.
Ctalamochita, Valeria Cervero, Barnacle, 2020.
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