viernes, 27 de mayo de 2016

3 POEMAS MÁS DE JORGE LEONIDAS ESCUDERO





 Restos humanos


Aquí han amado, aquí en el fondo de este valle.

El Sinanthropus calingastensis,
el que se defendía del olvido con un palo.
Aquí su metatarso, un solo diente,
calota corcho de alma desgraciada.

Aquí está el rudimento de su espera
en manos de los grillos,
el rompecabezas de su sombra jugado inútilmente.

Dejaba sus amigos en guitarras y cartas,
y andaba callejones pos la dicha
entrever lejos cuando
un mamut le puso la pata.

De su vida quedaron más que rosas grabadas
en piedras otoñales y una pizca en el viento
de susto,
pulgaradas de chamuyo en la fuente
y en la higuera dos nombres enlazados
que nadie puede leer.






Canto del yerno pasmado


Aparecí querube desplatado
con la camisa hilachas en el cuello.
Casi ronco de amor: ¿Está Elvirita?
¡Fuego! Gritaron sus padres.

Mi sangre manchó cinco baldosas.

Me alejé livianito, por encima;
canté por la nariz como sólo se llora
cuando falta la guita para encordar la guitarra.

Después me asesinaron nuevamente
para que estuviera más muerto.
Después en la garganta me brotó una rama de sauce.

Ella está pobrecita gorda como una vaca,
pero si se hubiera casado conmigo estaría flaca
por tanto ejercicio para cazar mariposas.




Sobre la ruta del oro


Es que estaba ordenando los papeles
que uno guarda prolijo y pospone
hasta ocasión propicia mientras sueña
días de gloria.

Encontré la su carta que escrita
por Aniceto Paredes me invitaba
si quería compartir sus minerías
viajara a Valle Fértil.

Pero años pararon hasta que voy
finalmente a ver al amigo. Sale
un criollo comedido diciéndome descanse,
el hombre que usted busca hace montones
oro en el infierno.
Y agrega:
Fue puro cuenterío ese Aniceto,
y no pudiendo aliviar su pobreza
pasó a difunto
donde más mentiras ya no puede.

Emprendido el regreso, pronto en casa
mi mujer grita: -¿Y? ¿Estamos como siempre?
-Silencio- le contesto-,
hemos tenido años de esperanza.



Jorge Leonidas Escudero (San Juan, 1920-2016)

Fuente: Poesía completa, Jorge Leonidas Escudero, Ediciones En Danza, 2011.



viernes, 20 de mayo de 2016

3 POEMAS MÁS DE DIEGO ROEL






San Antonio Abad
(17 de enero. Protector de los animales, de los tejedores de cestas, de los enterradores y ermitaños)


Sostengo en alto mi corazón
como un escudo.

En mi carne derroto al enemigo.

Sí, yo levanté mi casa frente a las fieras:
el viento del desierto devoró mi piel,
las alimañas del monte
hicieron nidos en mi vientre.

Soy la columna que no puede derribarse.





Santa Tecla de Iconio
(23 de septiembre. Virgen y mártir)


El ojo de la eternidad de abrió en mi mente:
se desataron los dientes de la luz.

Ahora cae mi sangre como una fruta madura.

Los pájaros devoran la última espina del silencio.

Cuerpo, asno salvaje:
rebuzna, ladra.






Santa Paula de Roma
(26 de enero. Patrona de la orden de san Jerónimo. Fundadora de monasterios en Tierra Santa)


Mis palabras son una espada:
cortan la médula del aire.

¿Quién se pasea en lo profundo del mar?
¿Dónde reside la luz?

En esta encrucijada
comemos en silencio la avena de los ciegos,
dormimos sobre la luz del luto.

Mis palabras son una cuerda que ata
los cuatro extremos del mundo.



Diego Roel (Témperley, 1980. Reside en La Plata, provincia de Buenos Aires)

Fuente: Kyrios, Diego Roel, Editorial Detodoslosmares, 2016.




miércoles, 11 de mayo de 2016

4 POEMAS DE JUAN CARLOS MOISÉS


Vean lo que pasa

A veces hay que salir por ahí
y estar en desacuerdo con todo,
aunque las vacas aúllen
y los caballos silben.
Y si no, vean lo que pasa
cuando se le dice todo que sí
a lo que mueve la cola por una caricia.



El tomate



Corto el tomate en la tabla de un tajo,
lo parto en  mitades sucesivas,
y para no demorar lo inevitable
sigo cercenando esos pedazos indefensos
hasta hacerlos papilla, y salvo el color
rojo como una mancha de sangre
en el pecho del herido ya no podemos saber
lo que fue alguna vez, bajo nuestros pies,
su raíz hablando una lengua desconocida,
ni lo que será, después de condimentar
a gusto, sentarnos a la mesa familiar
y comenzar a comer sin culpa,
mientras conversamos animados

sobre los temas impiadosos del día.




Respuestas


Lejos los perros ladran
sobre el final del invierno
y se contestan
de un extremo a otro
del pueblo dormido
y también hay respuestas calladas
humanas
doloridas
de algunas voces que la noche cierra
como una mano





El querido



Según el último censo
nacional,
mi pueblito, el querido,
el natal, tiene más o menos la misma
cantidad de habitantes
que cuarenta años atrás;
eso porque no contaron árboles,
sueños, pajaritos, nubes, aguaceros,
todo lo que respira

y queda para siempre.



Juan Carlos Moisés (Chubut, Argentina, 1954)




Fuente: http://www.opcitpoesia.com/?p=156
             http://elpoetaocasional.blogspot.com.ar/search?q=mois%C3%A9s
             http://silviaocastro.blogspot.com.ar/2011/09/en-la-seccion-poetas-x-poetas-de-la.html

viernes, 6 de mayo de 2016

3 POEMAS DE JORGE LEONIDAS ESCUDERO




Referencias


El tatarabuelo por lado de mi papá
salió de La Rioja hace cuándo
en una sequía grande y ¡Ea! ¡Quiá! ¡Ea!
con sus animales por delante
fue a dar a El Balde, en San Luis.

Tuvo allí descendencia hasta que mi padre
dio un saltito a Mendoza, dobló hacia el norte
y acampó aquí. Ya estamos en San Juan, pues.
Entonces fue que Leonidas casó con la Margarita
y aparecí yo en escena.

Nací en calle Santa Fe a pasitos de Alem,
junto al taller de don Manuel Trías, mi tío,
donde una vez me quemé con la fragua
pero no aprendí la lección
ya que en otros asuntos me he quemado siempre.

Después con mi abuelito por parte de madre
fui a la finca del Médano de Oro, y ya se sabe
que todavía ando con olor a pájarobobo y pichana.

Más tarde oficié de jugador, busqué tesoros,
entré a las minerías, pasé por el folklore
y llegué a la oficina donde me hice viejo.
Y escribí versos
porque si a vos te meten la cabeza bajo el agua
no se te ocurre otra cosa que poder respirar.




Tanteo a oscuras


¿Adónde va el amor? ¿Qué busca en nosotros?
Pobre de mí entonces, víctima de él
porque me usa de puente para ir a no sé.

¿Va
el amor a mujer que es llamándome o
yo así me doy cuerda para ir a un oscuro
inexorable Todo? Nadie
sabe un qué hay detrás de este
caminar en la noche dando voces, nadie.

Endemientras el sexo hace lo suyo,
arremete, pone y saca, encima
vivientes para en por último
aislar a cada uno y lo estruja, le saca
las ganas la alegría la tristeza, le desviste
los huesos. Dígame alguien
¿adónde va el amor?




CUENTO DEL VIEJO Y DE LA VIEJA


Escúchenme, chitt,
son confidencias tardías:
Salió con el vestido blanco y le hicieron hijos,
volvió con el negro cuando la hicieron trapo.
Ahora pela papas y hamaca al nieto,
en eso está.

Pero si en ves de eso dijera que me quiere
yo mismo la tomaría por loca.

¿Es que no han dejado piedra sobre piedra aquí?
Pegada a la ventana fabrica pelucas
con lana de chimeneas
y me las aplica en escenarios de ayer.
Por mi parte, atento,
le envío claveles de florerías añejas.

Quise correr su calle en primavera
y tropecé.
Quiso venir a verme desde sus lejanías
y no pasó el ómnibus.

Hoy mueve con el pie la cuna del nieto,
pela papas
y con prolijidad única desteje posibilidades
ya que el agua florida no anina
dos veces bajo el mismo puente.




Jorge Leonidas Escudero (San Juan, Argentina, 1920- 2016)

Fuente: Jorge Leonidas Escudero, Poesía completa, Ediciones En Danza, 2011.