lunes, 25 de julio de 2016

3 POEMAS DE MARIANA FINOCHIETTO Y UNA YAPA





1


A veces,
sobre todo en las mañanas,
ella canta.
Y su voz
es un murmullo
que rebota
contra las paredes de la casa,
se pierde entre la ropa de los hijos,
en la cama tendida,
enorme, inmaculada.

Canta
bajito, quedamente,
para
no despertar a los fantasmas.

A veces,
sobre todo en las mañanas,
desde la ventana
mira el cielo.
Y no sabe
si esta herida en el pecho
es angustia
o son alas.




3


No era mi destino
nombrar
con la cadencia
de las mujeres
de mi sangre.

No estaba en mis estrellas
enlazarme
a mi estricto linaje
de silencios.

O no quiero.
O no puedo.

Por azar
o rebeldía
ésta es mi vida.

¿Cómo se puede callar
la voz
que me roe las entrañas
buscando luz?




6


Si es verdad
que nacemos
con destinos marcados,
como trenes subterráneos
de conciencia,
yo nací
para la melancolía.

Pero te tengo.





Mariana Finochietto (Provincia de Buenos Aires, 1971)


LA YAPA: 3 poemas de "Jardines", de Mariana Finochietto y Raúl Feroglio.



14


Entre los pinos,
la soledad del río
es otra sombra.



24


En la mañana
la risa de mi hija
es otro pájaro.



37


¿Y si olvidáramos
nuestro yo para siempre
como las hojas?




Fuente: "Cuadernos de la breve ceguera", Mariana Finochietto, Editorial La Magdalena, 2014.
             "Jardines", Mariana Finochietto- Raúl Feroglio, El Mensú Ediciones, 2015.

domingo, 24 de julio de 2016

3 POEMAS DE PAULA NOVOA




1


Me voy,
hombre
incunable,
porque no sé
porque me falta
porque te sobro
porque no llego
porque muy alto
porque muy pequeña.
Me voy.
Porque
nieva
cada
cien
años
y ya somos viejos.





13


Nada,
ni pedazos.





43

Buscar tus huellas
y pisarlas.
Como trayéndote.




Paula Novoa (San Antonio de Padua, 1976)


Fuente: "El año que fui homeless", Paula Novoa, Cave Librum Editorial, 2014.




3 POEMAS DE SANDRA ESCOBAR GINÉS


George


Hubieras tenido el protagónico/ junto a H. Grant/ en Maurice/
Eras ese caballero amoroso/ que adoraba a Flaubert/
y me recitaba a Prevert/ en francés,claro /
te dejé por una mujer/ y como tengo códigos/
jamás te lo dije./ Como jamás supiste/ creo/
-hoy en la distancia temporal/ quepuedentreintaaños-/
que eras más delicado que yo/ George/
Y no eras Borges/ aunque hablaras/
como él/ las lenguas/ de las Letras



Retórica


¿De dónde se rescatan las palabras
cuál intersticio
qué laberinto
si ya te han nombrado
con las noventa y nueve formas
de los dioses y las diosas
si la blasfemia ha desatado contra ella
los cielos de noviembre en lluvias de jazmines
si aún/ sigue/ empeñada
en crear el verbo
a tu imagen y semejanza?




Campo semán(tico)



cerrado . cierra . cerrar . cerrojo
cejar . ceder . censar . cortar
cierre de cajones . cierre de ojos
de ataúdes . de muertos . de vivos
de abrazos . de relaciones . de puertas
de relatos . de bolsos . de bocas
el cierre que abre
des - con- so - la - ción
Fracaso. Pero esa intermitencia de sentido.
Hasta que finalmente
Se crea la maravilla
Otra vez. Otra.





Sandra Escobar Ginés (Buenos Aires, 1960)



Fuente: http://andapalabras.blogspot.com.ar/search?updated-max=2015-05-08T12:30:00-03:00&max-results=7&start=28&by-date=false

lunes, 18 de julio de 2016

1 POEMA DE DORA GONZÁLEZ





Salir sonámbula
envuelta por una niebla que mutila la garganta
pararse en la vereda
donde el verano alimenta con luz verde
la voracidad de los tilos
sentir que
la sangre se quedó sin música
que no puede con su propia partitura
aguja gris de la palabra

                                      y aun así
                                                es necesario despertarse.





Dora González (Roberts, Provincia de Buenos Aires, reside en Morón)

Fuente: "LAS FORMAS DE ENERO", Dora González, Ed. El Mono Armado, 2015.




domingo, 17 de julio de 2016

1 POEMA DE AUGUSTO RODRÍGUEZ






VII


En el inicio de nuestras manos había otras manos que en silencio nos tocaban. Voces de vivos y muertos que rastreaban su destino. Ojos que buscaban sus párpados para dormir su sueño de la piel. Rostros que descubrían otros rostros ajenos, borrados por el fuego. Dedos que escribían largos capítulos en el libro de la muerte. Te confieso, padre, que en ese lugar habita el poema que nunca escribiremos.


Augusto Rodríguez (Guayaquil, Ecuador, 1979)

Fuente: "La gramática del deseo", Augusto Rodriguez, El Quirófano ediciones, 2015.









sábado, 16 de julio de 2016

1 POEMA MÁS DE MARCELO DUGHETTI

yo le dije que no sé bailar
y no tengo un mango le dije
también supo que mi trabajo es de bajo perfil
casi no tiene perfil
que no sé vestirme
que no soy cuidadoso con el orden de la casa
aunque limpio lo que puedo
supo que me gusta la música clásica
la que aburre la que parece música de muertos
que no sé manejar
que no sé manejar!
y almuerzo todos los días con mi gato en la mesa
sin mantel
con la única silla que tengo
que en realidad son tres pero así suena más dramático
supo que tengo una bicicleta roja
y no calzo zapatos porque me lastiman
supo más, supo que no soy ambicioso
(léase hombre que tiene ambición)
supo que arden incrustadas en el costillar
esquirlas de una bomba que explotó cuando niño
y mi madre volvía del manicomio donde era enfermera
con un fusil en la mirada y el selector de tiro sensible
a la blandura del cuerpito
finalmente supo también que tengo una hija
y estoy cagado de miedo
porque hoy fui a la verdulería y fue difícil comprar dos kilos de papas
zanahorias y zapallitos
ni te hablo del pan
sin embargo
a pesar de eso
se sentó a mi mesa
y armó con todo lo dicho y lo que intuía
un pajarita de papel
y fumando hacia la ventana me tomó la mano
y se metió en la cama.


Marcelo Dughetti (Córdoba, 1970)

Fuente: Facebook

martes, 12 de julio de 2016

2 POEMAS DE NORMA OSNAJANSKI



La lengua madre 



Esa lengua que se enrosca
que sube
y recorre la gran vena 

Esa lengua que baja
y cosquillea
y luego vuelve a enroscarse 

Esa lengua sabia
que de pronto duda
pero siempre encuentra el camino 

Esa lengua
no lo acuna
no lo deja dormir 

Lo castiga suavemente
como una madre impiadosa 





La próxima batalla


De pronto
el pasado te lanza un adoquín
una manzana abierta y pegajoza
una lágrima pesada
que ni siquiera se disfraza
de nostalgia
(fui inútil
creer que los fantasmas
se asustan
si les lanzas escupitajos
de alas cercenadas)
y hay que correr 
apuntalar el orden
cuidar ese desprevenido
cachorro amenazado
es necesario masticar explicaciones
ganar tiempo
bajar la mente ahí donde
una vez te dijeron que está el alma
disparar 
pedacitos de cerebro
y cañones racionales
declarar la guerra
a cualquier precio
amurallar la calma

después
en algún momento
velás a tu enemigo
y un poco más viejo
                 más seco
                 más vacío

te sentás
tranquilamente
y esperás la próxima batalla



Norma Osnajanski (Argentina, 1947)



domingo, 3 de julio de 2016

4 POEMAS DE CARLOS J. ALDAZÁBAL







PROFESIÓN DE FE


En Salta creemos
que no hay nada mejor
que
    escribir un poema,
    destapar un buen vino
o fornicar con morenas
           de esas que te muerden
            cuando se suelta el orgasmo.
Creemos que en la tierra
se esconde un terremoto
y que la esterilidad es un problema ajeno,
                       propio de los peces.
Creemos en el sol,
                en el folklore,
     en la virginidad porfiada de las niñas del centro,
                             de las que van a misa.

Hay algo, sin embargo,
en lo que no creemos.

Sabemos que la angustia es un suspiro,
de los gorriones que se sientan a contemplar los muros
encima de la cruz del San Bernardo.





CAMPAMENTO


¿Imagen desvelada
porque siempre hay oídos,
murmullos,
frutos podridos en el hambre?

(es un tembladeral de belleza imposible,
                    un infierno magnífico)

Alacrán de mis botas,
concédeme la gracia del descanso.



PARTIDAS

1

Según los monos
el mundo es una rama desprolija.

Nosotros no existimos:
hojas secas apiladas sin orden.

No es quietud esta calma.

No rechinan los dientes por el frío.

Morirá la maleza en nuestras huellas.

Desolados,
nos llevará el viento hacia otra parte.




2


Si está inmóvil no se sabe el motivo:
los monos de la altura no miran para abajo,
aristócratas hoscos, como siempre.

Fue en la orilla del agua.

El tigre descansaba, digería:
sacerdote impensado
oficiando en la siesta
                   otro ritual.

¿Regresará la presa en el zarpazo?

Ocurre así a menudo:

el espejo del monte es infinito.



Carlos J. Aldazábal (Salta, Argentina, 1974)

Fuente: "Las visitas de siempre", Carlos J. Aldazábal, El ángel editor, Quito, 2015.