Las peores vacaciones de la historia
Los felices no escriben.
¿Cómo hacen para soportar la vida?
No tengo idea
porque no soy uno de ellos.
Pienso en eso ahora
que una depresión express
me cogió
me hizo hijitos
y me dejó tirado en la cama
con el pulgar derecho en la boca.
Como pude
me arrastré hasta la computadora
abrí el Word
y puse algunas palabras.
Acá están mis pastillas
mis placebos
mis botellas de alcohol
mis venas visibles
listas para ser cortadas.
La página en blanco es un desierto ardiente y peligroso.
¿Cómo soportan la vida los felices?
Estoy desnudo todavía
porque para vestirse
hace falta ánimo
y ganas de mejorar el mundo,
yo no tengo ganas de eso.
Lo mío es modesto.
Tipeo palabritas
que son como larvas
proyectos de vida
que tiene que cumplir una función:
sacarme unos segundos de este estado.
¿Cómo soportan la vida los felices?
Voy a recordar
durante mucho tiempo
esta madrugada.
La madrugada en la que se murió Bowie
y quise despertar a todos mis familiares para contarles.
Pero ellos están lejos ahora
y no les gusta Bowie como a mí.
Para mí es vital escuchar un tema suyo
al menos una vez al día.
Ahora él ya no está
y yo sí
y eso, por donde lo mires,
es una injusticia.
All the youngs dudes
en la oscuridad.
¿Cómo soportan la vida los felices?
Este poema se me escapa.
Las gotitas de sudor caen
en el teclado
cerca de las miguitas de pan.
¿Qué estoy queriendo decir?
Que el calor es un espanto
que mis sueños adolescentes
se convirtieron en pesadillas
que hoy se volvió a su planeta alguien hermoso
que el rock está vivo
que tengo ganas de escribir algo decente.
¿En serio?
¿Es eso?
¿Cómo soportan la vida los felices?
Enero en Buenos Aires
con mucho cemento alrededor
sin un peso ni aire acondicionado.
Estas son las peores vacaciones de la historia
y el planeta sigue siendo un lugar solitario.
Sin embargo,
hay una cerveza en la heladera
que me dice: no te vayas. //
Describir
la belleza
también
es un trabajo.//
Siete episodios ordinarios
-fragmento-
2.
si vas a hablar de monogamia
dejame que te cuente de algunos terremotos
si vas a nombrar al destino
dejame que te hable de ciertas tormentas
si vas a pronuncias la palabra “corazón”
dejame que te describa la cara del infierno
las iglesias y los trabajos
nunca nos dieron las respuestas
esperadas
nuestros padres tampoco
por eso cogemos
y por eso hacemos silencio
después de acabar
y de probar nuestra transpiración
porque no hay forma de vencer la soledad
y sabemos que a veces
-muchas veces necesitamos
de alguien más
que a nuestro ego.
yo te vi de frente y desnuda
y quise morirme ahí mismo
ahora estoy despierto
con la palabra belleza en la punta de la lengua
esa misma lengua
con la que te lamí las tetas, las axilas,
los talones, el cuello
todos esos lugares donde me gustaría irme a vivir
suena un celular
nadie lo atiende
la estamos pasando bien
la mejor parte es cuando volvemos a coger
y sabemos que el porno no nos enseñó nada
que nos dejamos llevar por la piel
el jadeo
las rodillas
y la presión de nuestros puños
el placer es así
no dejar que el mundo entre
Canción de cuna
Destruir cualquier esperanza
y seguir con todo
es una buena manera
de empezar el día
de los muertos.
Cambiá la vajilla,
los manteles
y la decoración del
baño.
No temas, humano:
es la hora de la
orfandad.
Crecer es lo mejor.//
Los peces no conocen
el agua
La poesía
nunca debería
parecer poesía.
Así es como nacen
los cementerios.//
Último desayuno en
Corrientes
I
El micro de larga distancia
entra al Litoral
y al costado de la ruta
aparecen carteles con preguntas.
Leo:
¿Alguna vez
hiciste la prueba
de medir tu placer?
¿Cuánto vale un garche tuyo
en una de esas provincias
olvidadas por los esnobs?
Lo extraño es que no aparecen
las respuestas.
Una lástima.
Eso es lo que necesitamos
aquellos que no tenemos padres.
II
Estuve viajando mucho
estos días
y ahora
el final del trip
me encuentra en esta dulce tierra.
Corrientes está en mi DNI
junto a otros datos personales
que no tienen demasiada importancia.
Soy correntino
sin que sepa muy bien
qué significa eso.
Perdí el acento
-igual que perdí la inocencia y la silueta y
a pesar de eso
el pasado
-que es toda nuestra vida sigue
ahí.
La sangre
aún
mantiene su color
como si no envejeciera.
Sin embargo,
el almanaque no sabe
qué es la lentitud.
III
Último desayuno en Corrientes
en un hostel caro y bello.
El segundo día del año nuevo,
después de un año viejo devastador,
vino sin presagios
ni epifanías
sobre mi futuro o mi identidad.
Llegó
apenas
con un café con leche
un potecito de mermelada
otro de manteca
y unas tostadas.
Lo bueno es que
todo esto es gratis.
Lo malo es que esperaba medialunas.//
Walter Lezcano (Goya, Corrientes, 1979)
La yapa: Walter Lezcano en Poesía en la Terraza, en el C.C. Haroldo Conti.
Brutales todos...
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