I
Si te sobrevivo, casa...
ningún lugar me será imposible.
IX
Sus hijos
engendrados de islote en islote
de rasgadura en rasgadura
viven así.
Alguno no quiso exponerse
(600 gramos de vida entrando
a la muerte).
Legatarios de una terrible orfandad.
No son culpables de nada
nada entienden.
Mejor,
que el vértigo los atrape sin abismos.
X
Nos han negado todos los brazos en el
descampado de la vida.
Nacimos desollados
pero sepan que recojo toda la piel en este poema
para mostrársela a nuestros padres.
XVII Estatua de sal
Llevo los ojos en la espalda,
dándole la cara al asco.
¿Cómo, señor?
¿Cómo no mirar hacia atrás?
XXXV
Me engaño diciendo que hago ballet
que mi figura es grácil y mis movimientos seguros
que no me hago daño en las uñas cuando bailo.
Prontísimo me delato: camino a hurtadillas
y se cae la tarima.
He venido a este poema por tonta.
Por incapaz
de guardar silencio
de sostener la máscara.
XXXVI
Escribo ahora porque
nunca he sabido guardar mis secretos.
Desconozco las maneras de lidiar con la trastienda
la vida detrás de la vida.
Ya los amigos desgastan sus razones
buscan la forma de irse o de no llegar
(entonces queda el poema).
Necesito contar que alguien se hunde en mi cabeza
que me oprimo fuerte contra su hondura
y no salgo entera.
¿Qué tan inconfesable es estar seriamente
minusválida?
¿Cuáles afectos no soportarían que mi tibieza
se haya calentado por completo?
Cristina Gutiérrez Leal (Venezuela, 1988)
Fuente: "Estatua de sal y otros poemas", Cristina Gutiérrez Leal, Dcir Ediciones, 2017.
Me han encantado! No sabría cual escoger..
ResponderBorrarGracias!
Bellisimos poemas!
ResponderBorrarMontse Bertran