viernes, 27 de julio de 2018

1 POEMA DE CAROLINA ZAMUDIO




La vecina




La escoba ponía detrás de la puerta. Recelosa. Que las visitas se fueran pronto. Devota, no fuera cosa que llegara a cumplirse. No barría de noche ni se cortaba las uñas. Iguales motivos. Puntillosa y puntual, no fuera que se muriera la madre, ave maría, el esposo. La madre empezó a irse, de a poco, entre recuerdos de su propia madre, la abuela, con tabaco negro armado al sol y miel de caña. Y detrás, al fondo, la brisa seca y sanadora de eucaliptos. Escoba en mano, la hija volvía, unto atrás, a oír el cuento. Para el esposo no hubo espera. Se fue de medianoche, sin que ella pudiera despertarlo. Solo un último pedido, con una bolsita de seda llena de hojas redondas entre la alianza y el rosario: no quieras morirte hoy, no de noche. Espera a que yo lo sepa mañana Nadie la vio volver a salir. Cauta, machaca los cogollos de la planta en un mortero, prepara un ungüento y se unta con él al sol. Desde la medianera de alambres llega siempre el fresco de eucalipto que hierve de día y, más tarde, quema en el hogar. De noche, la fragancia sube por el hueco de la chimenea. La mujer no sabe. Desesperados, leemos en el humo sus nuevas ceremonias. Sobre todas sus señales en el hacemos correr la voz.


Carolina Zamudio (Argentina, 1973)



Fuente: "La timidez de los árboles", Carolina Zamudio, Hilo de plata editora, 2018.





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