viernes, 8 de febrero de 2019

1 POEMA DE JAVIER ADÚRIZ






El gato




No llores, Lulita, no me hagás de todo esto una tragedia.
¿No ves? tuve razón: estaba escrofuloso. ¿No viste, no lo viste,
lo errático que estaba, su poco pelo, ese cansancio de hambre?
Lo que no sabíamos era su gana de muerte. A la final
fue de cajón el sórdido desplome hacia el machimbre.

Qué vas a hacer, mi amor. No hay que llorar. Y menos
acá en la basura...A más, a quién le importa, decime.
A quién le importa si subía o bajaba del cielo por la noche.
A quién le cabe si miraba o remiraba con odio. Amarillos
los ojos, los tiene cualquier gato. Cuantimás este maula

que hizo lo suyo duro. Sin ardor en exceso, sin lamerse
con furia las heridas...Por dios, aquí hay olvido nada más...
Tomá, gasta un trago....Si me oyeras, si me oyeras un poco
lo que hablo. Ya sé que era tu príncipe. Y qué, y qué.
No nos sacó de ésta, ¿no? A a quién le importa tu compasión,

los años de incierto entendimiento. Ese mirarse a los ojos
como quien mira a alguien, a la ternura, a un compañero...
Comprendo, el fin de la ilusión. Lo comprendo de veras.
Pero no me hagas de esto una elegía. Lo juro, yo te entiendo
que sus pulgas comían tu congoja. Y qué, por dios, y qué.

Miremos juntos otra vez lo alto en lo sucio de la noche.
estamos solos, Lulita. Y me quiero reír y así no puedo.
Por favor, acariciame, acariciame un poco. Si el olvido
es el don de la miseria. Te lo ruego, Lulita, detesto
lo bandengue. No concedás la emoción enferma.



Javier Adúriz (Buenos Aires, 1948-2011)

Fuente: "Los nada", Javier Adúriz, Ediciones Del Dock, 2010.




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