viernes, 1 de julio de 2022

POEMA DE ANÍBAL COSTILLA

 





Refucilos




Las flores del ceibo que aferraba en mis manos de niño
vivían en mis ojos y cubrían de sangre la pobreza,
después del aguacero se alzaban flores verdaderas,
asomaban en los techos de chapas
cuando el metal de la siesta bebía en el vientre del sol.
Las flores del yuchán se estrellaban en la cara de la arena
y cicatrizaban las heridas de las madres inexpertas.

Las kellusisas que vi de niño aún tiemblan en los gajos.
Era febrero y la tormenta deshojaba sus refucilos
y todo el cielo rebotaba en la tierra como una flor de agua.
Me costaba recordar las flores de mi infancia, volvía
cada noche al río, en sueños, cruzaba los rosados puentes
de las malvas para alcanzar las barrancas debilitadas por el verano
y tocar las ondas de la corriente con los pies ardidos.

Mi flor más bella amarillaba su alegría en el guarán,
se dejaba lamer por la áspera lengua del viento norte
mientras la lámpara impasible parpadeaba en los tirantes de la casa.



Aníbal Costilla (Santiago del Estero, 1980).

Fuente: "Jardín -100 poemas sobre flores 100 poetas argentinxos-" Editorial Camalote/compilada por Ferny Kosiak, 2021. 






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