(...)
por la noche subió la fiebre
temblaba a tal punto
que podía suponer que una costilla
golpeaba furiosa contra otra
el dolor era preciso intenso
afuera rugía la tormenta
el cuerpo se hundía pleno
en la cama ancha
me abandonaba me abandonaba
al nido de sábanas y mantas
como un peso
un solo peso que se hundía
y como no luchaba
-con tamaña fragilidad era imposible-
sentí que un viento me arrastraba en la noche
bajo un poder de inaudita belleza
(...)
adelgazo entre 700 y 800 gramos por día
la armonía de un esqueleto de curvas suaves
reaparece tras la piel
que colecciona varias cicatrices importantes
la sensación al pararme es de flotar
de estar en una atmósfera ingrávida
me bandeo hacia los lados
como me muevo con lentitud
no llego a golpearme contra las paredes
observo ahora tantos detalles de la casa
dónde se levanta un poco el parquet
un golpe en el zócalo que astilló la madera
la casa en la que vivo hace veintinueve años
me cuida
dice mi historia la nuestra
susurra cobija
es bueno permanecer aquí en silencio
paso horas inactiva observando observando
me acompañan las plantas del balcón
desde el piso de abajo trepan una hiedra y un helecho
cada día se corre un poco el sol
hacia fines de octubre y a lo largo de noviembre
entrará de lleno en la cocina
entonces cuando llegue
voy a abrir la ventana para que acaricie
las hojas del potus
¡tan noble! que crece con solo
un poco de azulada luz
un tubo
raro este temblor
como vivir
en permanente estado de sismo
cuando doy paso a alguien en la calle
me ladeo
voy irremisiblemente hacia el cordón
trato de mantenerme cerca de la pared
cada tanto la toco con la mano
me apoyo un poquito
lo máximo tres cuadras de ida
me siento un poquito
y regreso tres de vuelta no más
ruego
que no se corte la luz
no podría subir
por la escalera
tiemblo tanto
que no puedo usar la tijera
¿qué sera?
vivo en estado de temblor
¿y cómo será mi vida de aquí en más?
¿será que ya no volveré a correr?
¿a nadar en el mar?
¿ya nunca más los cien abdominales diarios?
¿cuántas cosas están finalizando en estos días?
¿la Revolución?
¿el socialismo y su joven alegría?
¿allí nomás a la vuelta de la esquina
como creía nuestra inocencia?
¿ya no?
¡ay! Vida: algo que pueda sostener
(...)
Convalecer instancia de ternura
me quedo mirando la TV
a veces parada
porque sentarme es doloroso
veo una "peli" inglesa:
un hombre quiere cantar en un concurso
tiene pánico escénico
su figura gordita no lo ayuda
pero la voz es bella
finalmente lo consigue y gana
cantando "Nessun dorma"
qué maravilla esa aria de Turandot
la busco en la internet
un verso me seduce y escribo
parada como Pessoa escribo:
NESSUN DORMA
amé el sonido antes de trazar la curva de la "a"
lo auscultaba en las gotas de la lluvia
midiendo diferencias según la superficie
en que golpeaban: vidrio, chapa, madera
o la lona del toldo que cruzaba
el amarillo patio de la infancia
necesitaba asirlo, acorralarlo
interrogar su duende al filo de lo solo
hasta que contestara:
ma il mío mistero é chiuso in me
lo sentía recorriéndome desde los pies al pelo
con el viejo latido de Liguria
lo saboreaba engolfado entre paladar y lengua
-burbuja golosa próxima al estallido-
lo esperaba en lo oscuro cuando
algún perro encerrado aullaba su tristeza
y adivinaba intrigada los amores gatunos
en los chillidos largo por los techos del barrio
ma il mio mistero é chiuso in me
a lo lejos, casi un murmullo desde mi cama
el traquetear del tren hundía la noche
por caminos insospechados
y yo en silencio esperaba
bajo las estrellas ocultas
que los gallos cantaran
la mañana
(...)
Graciela Perosio (Buenos Aires, 1950)
Fuente: "fresias de octubre: partes de enferma", ediciones Jardín de las delicias, 2022.
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