miércoles, 30 de septiembre de 2015

3 POEMAS MÁS DE RICARDO DI MARIO





La tierra


                                       "los estados llamados sentimientos no consigo
hasta ahora explicarlos de forma exacta"
Wisalwa Szymborska

I


Miro por la ventana las nubes
el cielo
las sierras
la calma del pueblo
parecen negar que allá afuera muy lejos
se tejiera el horror
la calamidad
el desastre.



Lenguaje


Hace tiempo
se vienen preguntando qué hacer con el lenguaje
y con ellos
es tal la confusión que al encontrarse
en lugar de bienvenirse
se despiden.



Roca


Ahora espero
que este llover en los cerros
se lleve
grabado en la roca
la memoria de vos.



Ricardo Di Mario (Buenos Aires, 1959, reside en traslasierra, Córdoba)

Fuente: Aletheia y otros poemas, Ricardo Di Mario, Ediciones El Callejón, 2015.

martes, 29 de septiembre de 2015

6 POEMAS DE GUILLERMO BOIDO







INFANCIA


Hay voces.
No es la memoria.
Es el olvido que nos crece y canta.



SITIO


haber sido piedra entre
piedras o dios entre
dioses pero
no esta distancia esta
lejanía de mí



MEETING


y ahora que el amor
se ha vestido de piedra
el dolor viene
trae sus muertos
explica sus razones y
juntos acordamos
las condiciones del olvido



RESCOLDOS


hemos encendido el deseo y
en esta dulce claridad
miro tu cuerpo y
me reconozco



VIAJES DE LA MAREA


El deseo viene. Del ocaso viene.
Clara es la memoria del sol.

Tu carne es soledad y canta.

En ti soy. Somos esta breve
lumbre que nos crea. Ahora
nuestro cuerpo es verdadero.

Mi carne es soledad y calla.

El sueño viene. El alba viene.
Cenizas danzan en la sombra.
Ahora rinde cuentas el olvido.



GNOSEOLOGÍA


sólo
lo
verdadero
canta




Guillermo Boido (Buenos Aires, 1941-2013)
Fuente: "Antología de la poesía argentina -selección e introducción Raúl Gustavo Aguirre-" Tomo III, Ediciones Librerías Fausto, 1979.

lunes, 28 de septiembre de 2015

1 MÁS DE NOELIA PALMA

he ocupado bastante tiempo en saber cómo pintarme las uñas


"Pasa que si no escribo poemas no acepto vivir, vivirme"
Diarios de Alejandra Pizarnik, viernes 26 de abril, 1963


Ya hice una oración a los desprotegidos. Hice la cotidianeidad de las voces que garabatean en el aire, torpemente, sin dirección, pero encontrando visiones y poemas. Ya toqué amablemente las obras de Van Gogh y fui él en sueños mientras fumaba. Ya comí toneladas de cigarrillos mientras todo se hacía cuerpo cristalizado.
Estoy en mi segunda infancia. Digo segunda infancia porque la conozco desde la consciencia de saberme señalada por esos fantasmas acosadores asfixiando absurdamente. Tuve hijo pero ya no. Tuve amante y sigo teniendo. Escucho esa música hasta sentirme drogada pero sin la necesidad imperiosa de drogarme. Tengo una vida excepcional. Vivo en la tortura y los antidepresivos y no sé nada de cine. Leí poemas llorando e incluso he reído de angustia. Soy una gran gemidora. Me habitan todas las creaciones que no sé darme, y los hombres que se fueron ya no insisten en volver. Esto es un gran alivio porque no soy generosa. Pinté el cuerpo que nunca tuve. Lo tuve porque lo pinté. Terror por las sombras invisibles titilando en medio de la oscuridad. Tengo mejor amigo y hermana y mascota. Fui bailarina. Odio las convenciones poéticas porque nunca me invitaron a ninguna. No sé cantar excepto cuando tengo miedo. Mis piernas no tienen carne endurecida pero las recubro de su visita y las abro siempre dispuesta a que él se cobre el vuelto del destino.
-Nunca vas a morirte, Noelia (dice la tartamuda)
No sé responderle. Me encorvo. Esto es un bosque imposible de abrazar y por eso lo lloro a gritos. Bukowski me da un vaso de agua, en silencio, y ella sigue hablando.
-Todavía no aprendiste a dormir si no es con luz encendida. Todavía te duele el exilio de haber nacido pequeña, tu lugar es el desorden, sos mendiga y teatrera.
-Sí. Pero no te olvides que he ocupado bastante tiempo en saber cómo pintarme las uñas sin mancharme los dedos.
-Sirve para no frustrarte. Pero los dedos son monstruosos mientras continúes escribiendo.
Hemos permanecido callados los tres: Bukowski, la tartamuda y yo. No hay más que decir cuando el lenguaje, temblando, nos ha metido un balazo en medio de la vida.



Noelia Palma (Buenos Aires, 1984)

Fuente: Blog personal de Noelia: http://noeliapalma.blogspot.com.ar/2014/07/he-ocupado-bastante-tiempo-en-saber.html

2 POEMAS DE ALEJANDRO GIMENEZ LUNA








La causa


Si no es el cielo
sobre las vidas,
si no es la calma,
si no es la suerte,
si no es el alma,
si no el sonido,
si no es la luz,
si no es el tacto,
si no es el gusto,
si no es el sexo,
si no es tu cuerpo,
si no es la noche,
si no es el día,
si no es la sed,
si no es el frío
que trae el agua
sobre los cuerpos
desprotegidos,
si no es la ausencia,
si no es la falla,
si no es la muerte
si no es la insomne
alegoría
de la soledad
¿Qué nos une?
¿Qué nos trae aquí,
en esta noche,
hasta nosotros?




Derrota


Siempre se vuelve
con el cuerpo exhausto,
el corazón blando
y el alma entumecida
 a la inmensidad de la calle,
por lo fresco del aire,
por los ruidos del mundo
que nunca se detuvo
a contemplarnos.

Y se nace de nuevo
como nacen los lunes...
a la fuerza.



Alejandro Giménez Luna (San Miguel, Provincia de Buenos Aires, 1992)

Fuente: "Aproximaciones", Alejandro Gimenez Luna, Ediciones Cantamañanas (2015)

martes, 22 de septiembre de 2015

8 POEMAS DE ANA LAFFERRANDERIE





Se puede estar en la memoria, ser antiguo. Reconocer las palabras en su curso. Y todo lo que vino será una saga, cada cosa el giro de un ovillo. Esta voz que desborda volverá a otros para hablar de sí.



***



No se aventura a lo extraño.
Tiene una casa aireada, puso una luz directa.
Mientras escurre el trapo no ve
las marcas en el cuerpo.

Podría surgir un jardín en el mármol
un desembarco en la vitrina y ella
cambiaría el mantel
sacaría las copas
impasible, para no gritar.



***


Llegaste tarde, mi sombra es adulta. Se alimenta en lugares donde una verdad paraliza. Llegamos tarde, no inauguramos nada. Plantamos donde había bosque. Crecieron raíces, tallos urgentes. Nada que pudiera ser tan puro, sólo nuestro.




***



Quedarme en el aire como si no estuviera
como si hubiera una forma de existir
faltando.




(los 4 poemas pertenecen al libro "Volcar la cuna")



***



Me fui tan lejos,
algo de lo que hablamos
lanzó mi mano hacia el árbol de nísperos,
ahora me muerdo despacio la pulpa amarilla.

¿Me ves sentada en el sillón?, voy
de la esquina del árbol a la casa.
Entro en la vieja bañera enlozada
me alargo con los pies en el agua
mido mi altura en los dibujos de la cortina
para ver si crecí.




***



Fue tan simple ese día, saltabas por la casa.
Llegó con la forma de un lugar ansiado,
era tu misma sorpresa desbocándote.
La conocés más íntima,
resurge algunas noches cuando todo
parece detenerse.
Es el triunfo de una pequeña euforia.
Te conduce liviana, abiertos los sentidos
hasta que una puntada muy fina te atraviesa

y con ella  o por ella te hundís en ese aire,
en tu forma más blanda, para que dure.



***



Alguien absorbe la luz, desploma tu reinado
alguien traído por tu propia deserción,
acaso ese estar ensimismada.

vino con una gama de gestos que te faltan
para hacer evidente lo que ahogaste

(el alivio
de una palabra exacta, la eternidad
de un arrebato, ese envión
de los sabores)



***



No permanece, mueve sus condiciones
cambia a cada momento como la luz
como aquella que viste desde el puente
por donde ibas con la soga suelta.
Esto no se detiene, apenas se establece
mientras la sombra de lo que es
y lo que pudo ser se aúnan,
cada elemento conjugado ablanda su posición.

Solo eso, y la voz
que insiste en atenuar
y el ejercicio de llegar a tiempo
a frenar las pequeñas desolaciones.



( Los 4 poemas pertenecen al libro "Día Primero")



Ana Lafferranderie (Montevideo, 1969, vive en Buenos Aires)

Fuente: "Volcar la cuna", Ana Lafferranderie, Ediciones del Dock, 2013
            "Día primero", Ana Lafferranderie, Ediciones del Dock, 2015




lunes, 21 de septiembre de 2015

2 POEMAS MÁS DE PABLO ROMERO



SEGISMUNDO Y ORIGEN
(o Canción de la torre del sueño)

Allá en el fondo hay un hombre que tiembla
 la vida es sueño —dice; y pasa una sombra
enamorada de la negrura que la envuelve
acaso para arrastrarnos al fondo de los días.
—esto es un manotazo; el miedo alumbra
como una lámpara—.
Segismundo contempla en un muro blanco
la desnudez de su despojo
el idioma que en la oscuridad se inventa
para hacer desesperación:

dijimos la ausencia para saber del martirio,
para aprenderlo
para no olvidarnos nunca cómo se muere
de las palabras del abandono





 POEMA

Escribir es deplorable, Cuerpo.
Pretendemos encontrar haciendo pérdida.
Inútiles.
Adoramos la poesía porque no es.
Nos odiamos porque somos.
Escribir es un parto porque siempre
hay un hijo y siempre se es padre aunque
nunca se sabe: querido hijo dos puntos.
Acá tienes el mundo. Es la hiedra que calo
entre tus huesos.



Pablo Romero (Tucumán, 1999)

Fuente: "Los días de Babel", Pablo Romero, inédito.





sábado, 12 de septiembre de 2015

2 POEMAS DE VICENTE LUY







Por romper las reglas a Adán lo echaron del paraíso.
Yo reivindico eso.
¿Qué clase de edén es ese
que hay cosas que no se pueden hacer?


***


¿Tus palabras no atraviesan las paredes?
Modifica tus palabras.





Vicente Luy (Argentina 1961-2012)


Fuente: "Poesía popular argentina", Vicente Luy, Añosluz editora, 2015.






jueves, 10 de septiembre de 2015

1 POEMA MÁS DE ANTONIO GAMONEDA




Soy el que ya comienza a no existir
y el que solloza todavía.
Es horrible ser dos inútilmente.




Antonio Gamoneda (España, 1931)

Fuente: "Lengua y herida", Antonio Gamoneda, Editorial Colihue, 2010.




miércoles, 9 de septiembre de 2015

3 POEMAS DE EDUARDO ESPÓSITO


Todo fluye




Un hombre entra en el río
dispuesto a refutar a Heráclito
Trastabilla
Pierde pié
Es arrastrado por las aguas
Otro hombre será hallado muerto
en un río al que nunca entró
mañana





Poiesis (cosificación y captura)




Cómo?
Como quién?
Como quién no!
Como quien no quiere
Como quien no quiere la cosa
Esa cosa alada en particular
Esa cosa halada en particular
(son dos de las particularidades
no deseadas)
Y algo sin embargo
deviene certidumbre




Le gustaba Beethoven



Ayer nevó en Bs As después de 89 años
También ayer falleció Lidia la vecina
después de 85
Eventos que no ocurren a menudo
como ases en la manga salen a la luz
Dos buenas jugarretas del destino
un extraño combo inesperado
Si no viajo pienso
no veré la nieve nuevamente
si no muero no veré a Lidia como ayer
Lo cierto es que nada garantiza
que si viajo en Bariloche habrá nevado
que si muero iré a tomar el té con la vecina
o a escuchar a Beethoven
tocarle un solo de arpa
La nieve comienza a disolverse igual que Lidia
y yo sentado frente al mar de lo ya escrito
me abrigo bien en mi afán de perdurar

                                                                            10/7/07





Eduardo Espósito (Argentina, 1956)


martes, 8 de septiembre de 2015

4 POEMAS DE JOTAELE ANDRADE






Para entonces temblabas



digo la noche extendida
como un vestido luego de la fiesta
las calles y el íntimo reposo
de las cosas

digo tu voz
pequeña
con un pájaro enterrado en sí

dije dios
y el modo en que se delatan las catástrofes
del amor

más que amor
dije
un coro instaurado en torno a un nombre
un infinito en un puño
para decir
"esta es tu medida"
"así te creces en una herida
o una grieta
o un ramaje
en el desvelo donde los cisnes graznan
en un grito
en la incesante ceremonia del agradecimiento"

porque todo contiene su contrario
porque el azul es el color definitivo
entre los días

porque las moscas y la muerte asedian

para entonces temblabas con el tímido corazón
de todos los metales terrestres

y era tu temblor un movimiento
convulso
que se abría y se cerraba
como una flor de pronto enloquecida en la intermitencia de la luz y la sombra.




El gozo y el desgozo


nadie dijo la vida

y ella sucedió del modo en que la molécula
o el átomo
o la energía
o todo eso junto sucede

como un pensamiento que se desprende
de un júbilo anterior al júbilo
anterior a lo que crea el pensamiento

yo no haré otra vida

yo soy vida que nadie ha dicho
pero expulsada del misterio

una copia densa
una tontera de padres poco afectos a la profilaxis

un metal que se va desgastando
contra su memoria





La infinita soledad

        
                                       a Penélope Carrera


pregunto como si diera
cuchilladas
en la vida

como si hurgara
en mi propia carne
buscando el hueso

¿hubo una vez una música
que no reventara como un globo
o una fruta
contra la cara de mis días?

¿hubo ya
un hombre en mí
que desandara
hasta su niño
y le pidiera perdón
por ser él
-yo mismo
apenas un grito
entre el chirrido de las máquinas
que montan y desmontan
cada día
los escenarios del mundo?

oh amor
el desconsuelo bate sus alas imprecisas

hace frío

hace mucho frío

y no pregunto por el sol
por la fogata donde cantan
y beben
amados inciertos o perdidos

no pregunto por el aire herido por las balas

yo sé que si pudiera
arrastrar la tierra de mí mismo
acabaría en mí

y habrían los mismos  paisajes
el mismo caballo dando vueltas
alrededor de su sombra

el mismo niño
azorado por las arañas
y el paso de la muerte

bien sé que me llevo
con la resignación de aquello que se amó
y ha muerto
y permanece
todavía
como un sueño
como un roce furtivo

como una memoria que se reconoce
todavía

oh si las orejas fueran rotatorias
la música se escucharía diferente

seguiríamos el sonido del misterio
ya no como una moneda que resuena hasta silenciarse
ya no como un crujido en la tiniebla

sino como un cántico que nos canta
y que cantamos
al unísono

y acaso
entonces
nos bastara
comprender
que preguntamos por todos los planetas extintos
a lo largo de la infinita soledad
que nos habita





Un mismo tajo


acicalado para el futuro
es decir
con menos dientes
menos cabello
menos días
asumo que casi todo está bien sin grandes alharacas
ni alaridos

así como sume el arroyo en la piedra arrojada
como los granos de sal que mi madre arroja en el agua hirviendo
donde comienza el guisado
y quizás recomenzamos
nosotros mismos

-siete hijos
siete granos de sal en el agua hirviente del tiempo-

así me digo que está bien y no quedo exento
de pretender el talle de la música
de violentar el día como un trueno

algo me toca en los pulmones
y no es el aire

algo en el hígado
en el puño cansado que es mi cuerpo

-todo cuerpo es una mano que se abre y se cierra

pienso en un pájaro arrancándose todas sus plumas
porque ama a la tierra

que somos una canción que los otros cantan
y que deja de cantarse
simplemente

hablo sobre la muerte y la vida
y digo que está bien

pero algo se hunde en mis pulmones
y no es un pájaro
o es un pájaro desnudo y solo

algo me toca en la vidamuerte
y quisiera decir las cosas del modo en que la lluvia
y no dentro de ese tajo en la espalda de todo cuanto amamos



Jotaele Andrade (La Plata, 1974)

Fuente: "Los metales terrestres", Jotaele Andrade, Añosluz Editora, 2015.




domingo, 6 de septiembre de 2015

2 POEMAS MÁS DE ANTONIO GAMONEDA







Una pasión fría endurece mis lágrimas.

Pesan las piedras en mis ojos: alguien

me destruye o me ama.





***



Esta es la edad del hierro en la garganta. Ya

Te habitas a ti mismo pero te desconoces; viven en una
bóveda abandonada en la que escuchas tu propio corazón

mientras la grasa y el olvido se extienden por tus venas y

calcificas en el dolor y de tu boca

caen sílabas negras.



Vas hacia lo invisible

y sabes que es real lo que no existe.

Retienes vagamente tus causas y tus sueños

(aún conservas el olor de los suicidas),

te alimentan la ira y la piedad.

Queda poco de ti: vértigo, uñas

y sombras de recuerdos.

Piensas la desaparición. Acaricias

la tiniebla cerebral, bajas al hígado calcinado por la tristeza.

Así es la edad de hierro en la garganta. Ya

todo es incomprensible. Sin embargo, 

amas aún cuando has perdido.



Antonio Gamoneda (España, 1931)

Fuente: "Lengua y Herida", Antonio Gamoneda, Editorial Colihue, 2010.

jueves, 3 de septiembre de 2015

1 POEMA DE NORAH LANGE






Las gotas de agua
      como granitos de arroz
  floreciendo en la retama
y el sol nuevo
      hace llorar los cristales
         caídos de tus manos.






Norah Lange (Argentina, 1905-1972)

Fuente: "Papeles dispersos", Norah Lange, Beatriz Viterbo Editora, 2012.



miércoles, 2 de septiembre de 2015

1 POEMA DE OLGA OROZCO Y UNA YAPA








NO HAY PUERTAS 




Con arenas ardientes que labran una cifra de fuego sobre el tiempo,
con una ley salvaje de animales que acechan el peligro desde su madriguera,
con el vértigo de mirar hacia arriba,
con tu amor que se enciende de pronto como una lámpara en medio de la noche,
con pequeños fragmentos de un mundo consagrado para la idolatría,
con la dulzura de dormir con toda tu piel cubriéndome el costado del miedo,
a la sombra del ocio que abría tiernamente un abanico de praderas celestes,
hiciste día a día la soledad que tengo.
Mi soledad está hecha de ti.
Lleva tu nombre en su versión de piedra,
en un silencio tenso donde pueden sonar todas las melodías del infierno;
camina junto a mí con tu paso vacío,
y tiene, como tú, esa mirada de mirar que me voy más lejos cada vez,
hasta un fulgor de ayer que se disuelve en lágrimas, en nunca.
La dejaste a mis puertas como quien abandona la heredera
de un reino del que nadie sale y al que jamás se vuelve.
Y creció por sí sola,
alimentándose con esas hierbas que crecen en los bordes del recuerdo
y que en las noches de tormenta producen espejismos misteriosos,
escenas con que las fiebres alimentan sus mejores hogueras.
La he visto así poblar las alamedas con los enmascarados que inmolan al amor
-personajes de un mármol invencible, ciego y absorto como la distancia-,
o desplegar en medio de una sala esa lluvia que cae junto al mar,
lejos, en otra parte,
donde estarás llenando el cuenco de unos años con un agua de olvido.
Algunas veces sopla sobre mí con el viento del sur
un canto huracanado que se quiebra de pronto en un gemido
en la garganta rota de la dicha,
o trata de borrar con un trozo de esperanza raída
ese adiós que escribiste con sangre de mis sueños en todos los cristales
para que hiera todo cuanto miro.
Mi soledad es todo cuanto tengo de ti.
Aúlla con tu voz en todos los rincones.
Cuando la nombro con tu nombre
crece como una llaga en las tinieblas.
Y un atardecer levantó frente a mí
esa copa del cielo que tenía un color de álamos mojados
y en la que hemos bebido el vino de la eternidad de cada día,
y la rompió sin saber, para abrirse las venas,
para que tú nacieras como un dios de su espléndido duelo.
Y no pudo morir
y su mirada era la de una loca.
Entonces se abrió un muro
y entraste en este cuarto con una habitación que no tiene salidas
y en la que estás sentado, contemplándome, en otra soledad
semejante a mi vida. 


Olga Orozco (Argentina, 1920-1999)


Fuente: Olga Orozco, Obra poética, Corregidor, 2007.


La yapa: Olga Orozco lee No hay puertas.




martes, 1 de septiembre de 2015

1 POEMA DE CARLOS GOROSTIZA






HISTORIA



Hay voces rezagadas, ensayando
un párrafo de angustia oscurecida.
Voces desencontradas, que retornan
con la adustez del sueño y la vigilia.
Hay voces in palabras, renovando
su ropaje gastado y su fatiga.
Voces con el aliento estrangulado
entre las manos dela paz fingida.
Yo estoy de bruces: enraizando el miedo.
Con el pecho doblando las espinas.
Y hay palabras sin voz, inaugurando
un párrafo de angustia amanecida.



Carlos Gorostiza (Buenos Aires, 1920)


Fuente: "De guerrras y de amores, poemas 1939-1944 y otros escritos íntimos", Carlos Gorostiza, Ediciones Colihue, 2012.

3 POEMAS DE LAURA YASÁN





una ayudita por favor



yo fui mendiga de los brazos
recibía limosnas con la lengua
centavos que no pude tocar

en los trenes pedía
amor para llevarme
algo a la boca

tan pobra fui
los clavos del vacío
rompían las costuras
de la miseria

tan tigra flaca por una entrada gratis
llegaba a los extremos
que se tocan
por una boca de zaguán

te hacía la muertita
de hambre por un beso
tan tigra pobra yo
que fui




perro


juro
por mi robusta voluntad
con lo más negro de la loba
sobre los fierros torcidos de mi columna

mantener

con vida los candados de tu recuerdo
sogas al infinito
lugar por el que nunca
volverás a pasar




nevaba en Montreal cuando naciste



un idioma desconocido
lo supe por el color de una palabra
que se desvanecía en la tormenta

yo sentí la puntada de tu historia
cosiéndose a la mía
al otro lado del continente

todavía me sangra el costado
cuando respiro

puedo ver en tu nombre
la huella de mis botas
rompiendo la nieve

y aún no te conozco




Laura Yasán (Buenos Aires, 1960)


Fuente: "pequeñas criaturas de lo incesante", Laura Yasán,  Editorial Zona Borde, 2015.

2 POEMAS DE CRISTIAN ALIAGA




LOS FRASCOS



es hora, es hora siempre
de partir dejando lo que
habíamos juntado.

las flores secas en el canasto azul
del Altiplano,
frasquitos vaciados de sustancia lábil
olores perfectos
y no te vayas jamás
sin ellos

los frascos de haber vivido

no a la inanición
gritan los pobres
a punto de viajar
para olvidar o recordarlo
todo en el camino.

no es poco volver
al lugar del crimen
por algunos minutos.
te encarezco el cuidado de las
fotografías que juntamos en tanto
punto cardinal.
guardalas en el cofre marrón, y
vámonos otra
vez otra
vez hasta no
volver.





TODO MIEDO


todo miedo te domestica el dolor.
la pérdida de control, la manera sentida
de perderlo todo de vista.
horizonte, esta placidez de pájaro
apenas mojado.



Cristian Aliaga (Buenos Aires, 1962, reside en la Patagonia)

Fuente: "La sombra de todo", Cristian Aliaga, Editorial Bajo la luna, 2007.

2 POEMAS DE GABRIEL RECHES





Tía, basta, lo importante es morir en el instante
la historia del universo condensa en la hoja
de afeitar utilizada para propósitos más nobles

por la inmanencia libre de tao
brindo a pleno día o mientras se queman los scons

porque si la dejás para último momento
la muerte te sorprende sin morir


***




El invierno vuelve para delatar
el esqueleto de cada árbol
los muñones de la poda y cómo
desde cualquier lugar, cualquier cosa crece
sin que por ello debamos
festejar una teoría estética

sobre la historia no se sabe tía Berta
quién podó, qué
por qué de un muñón siempre brota un muñón




Gabriel Reches (Buenos Aires, 1968)


Fuente: "Es el fin del mundo, tía Berta", Gabriel Reches, Editorial Bajo la luna, 2012.