viernes, 28 de abril de 2017

3 POEMAS MÁS DE MARISA NEGRI







Dice María Moliner:

Hace la araña su tela, el gusano su seda, labor de punto o ganchillo.
Hacer un nudo, trenzar la red, pescar o urdir.
Pasar una serie de hilos y formar una tela, tejer un sombrero de palma, una cesta de mimbre, una estera de esparto.
Ejecutar una danza cruzando brazos y piernas. Tejer el porvenir.
Tejer la ruina.






Torcer y retorcer
Con la mano derecha se tuerce, con la izquierda se toma el hilo que nace. La planta es espinosa como la vida, el cuerpo es un telar que se tensa despacio.
El mundo es un ovillo que no puede soltarse todavía.





Pelaj es el color natural del hilo que algunos confunden con el blanco. Teñir con resina de algarrobo hace la noche, los frutos del guayacán la noche de tormenta.








Marisa Negri (Buenos Aires, 1971)
Fuente: Hebra, Marisa Negri, La gran Nilson, 2016

martes, 18 de abril de 2017

4 POEMAS DE GABO FERRO



Sobre madera rosa


Tengo un mandala pintado en Jaipur
bajo un vaso con agua con dos gotas de gin
Una trampa cazadora de espíritus del Japón
y un espejo que atesora el origen del sueño
Una muñequita vudú con los miembros zurcidos
con pelo de cabra negra
Una pulsera con semillas sagradas, florecidas y perfumadas
Tengo un manuscrito sin rótulos ni tapas
con grabados de una mujer partida en tres
Una máscara del Durbán y una rueda mágica enlazada a un asno
Una falda turca de un ajuar y un retrato grabado
sobre madera rosa
Serenidad escrito en una lengua muerta con sangre
de niño y de casadera
Y sobre un formidable insecto embalsamado con los ojos picados
por querer aparearse
con las alas cuarteadas y todavía con sangre,
una imagen tuya conmigo fuera de plano





Palabras malas



De todos nuestros amores
solo quedan palabras
apretadas en papeles
perfumadas en cartas
que demuestran que si el amor existe no se dice
que si el amor existe no se escribe
Otra palabra de amor apilada sobre otras tantas palabras de amor
Toneladas de promesas
que pueden venderse al peso
Kilos de papel besado
¿cuánto pueden dar por eso?
Pulpa de amor de un árbol débil
en buena tierra
bajo un buen sol
regado con agua estéril
Otra palabra de amor apilada sobre otras tantas palabras de amor
Otra palabra de amor apilada sobre otra palabra de amor apilada sobre otra palabra de amor apilada sobre otras tantas palabras de amor.








Madre despierta


Madre despierta
se sacuden las puertas y afuera no hay tormenta
El sol ha hecho de piedra el paisaje
y ha guardado al hombre a sus cosas; la desidia y la niebla
madre despierta

Padre despierta
la ventana está abierta, no es viento lo que entra
es aliento vacío exhalado por boca de la indiferencia
padre despierta

Madre despierta
lo que duerme en la cuna trepará hasta el bien
si bien se lo despierta
padre despierta
que el árbol será bueno
si el brote se brota de una mano atenta

Madre despierta.
Padre despierta.






Aquí tus manos


Donde pongas tus ojos ahí quedara mi casa
Quién precisa los muros con tu mirada
Donde apoyes tus pies, ahí comeremos
Y allí donde sonrías bien nos dormiremos.

Nuestra casa es segura no hay que cerrarla
Y aunque lo tiene todo, hay que ordenarla
Allá irá mi cabeza, allí mis brazos
Aquí pondré mis piernas y aquí tus manos

Donde caiga la lluvia nos bañaremos
Y donde pegue el sol, recordaremos
Donde jueguen las flores crecerán nuestros hijos
Y daremos las fiestas más grandes donde floreen los tilos

Nuestra casa es segura no hay que cerrarla
Y aunque lo tiene todo, hay que ordenarla
Y allá irá mi cabeza, allí mis brazos
Aquí arriba mis piernas y aquí tus manos
Aquí tus manos amor… aquí tus manos.






Gabo Ferro (Buenos Aires, 1965)


Fuente: http://lamarcaeditora.com/admin/files/libros/860/GaboFerroCostureracarpinteromuestradigital.pdf

http://www.rock.com.ar/letras/10/10683.shtml



lunes, 17 de abril de 2017

4 POEMAS DE MARÍA EUGENIA SIMIONATO


Caminar


Pisar un pozo
un declive imprevisible.
Mezclar el pie con el hueco.
No saber si es el pozo o el pie
lo que nos hunde.






Una paz insostenible


Hemos caminado y hemos visto el movimiento del lago
en la quietud de las piedras,
y en las antiguas cenizas que cubrían la tierra
en medio del bosque,
sentimos el olor de los senderos oscuros.
No sé si lo recordarás, pero esa tarde te miré,
mientras el sol estallaba en nuestras manos,
como si deseara la aparición de un animal feroz.
Todavía me pregunto entre la inmensa sombra del alerce
y el polvo que dejan los caminos en el aire:
¿Quién no ha deseado un aullido,
algo que erice la piel del agua,
un viento desordenando la claridad del paisaje?
Porque en el fondo sabemos, que detrás de toda calma,
hay una paz insostenible.






El polvo acumulado entre tus cosas


Guardo tus poemas
como si acaso pudiera liberarme
del polvo acumulado entre tus cosas.
¿Qué hago ahora con estos
restos que tiemblan como insectos
aplastados en la intensidad de lo breve?.
Los libros que acariciaste
pronuncian tu nombre,
gimen como mujeres que te amaron
y que la distancia
vuelve aún más feroces.






La noche crece como un río solitario



Voy a acomodarme
en el exacto espacio que separa
tu palabra de la mía.
La noche crece como un río solitario
y me pregunto:
¿Quién podría asegurar si no es tu ojo o el mío
el pez valiente saltando
al otro lado del insomnio?










María Eugenia Simionato (Mendoza, 1987)


Fuente: http://www.opcitpoesia.com/?tag=eugenia-simionato
             https://apoalajuntadapoesia.wordpress.com/juntados-2014/simionato-eugenia/
             http://elmundoincompleto.blogspot.com.ar/2016/04/ni-siquiera-la-muerte-debe-ser-asi-de.html

viernes, 14 de abril de 2017

1 POEMA Y UNA YAPA DE RITA GONZÁLEZ HESAYNES


Aria



levántate, amor mío
ven a la ventana
mira caer la lluvia sobre el pueblo
escucha estremecerse el ramadío
canta con todas las criaturas
el aria de la vida
déjame asir tu mano
es corto el día
pronto se aquieta el pájaro
una oscura fragancia se apodera del mundo
alguna vez contemplamos un rostro
y comprendimos la hondura de la muerte
el rostro del estanque
el rostro de esta lluvia
tu rostro entre los rostros todos
ninguno de nosotros ha de perdurar
y aquí tras la ventana
la eternidad entera se desnuda
para quien tenga los ojos del eterno

tantos cristales hemos fabricado
tantas lentes complejas
tantos caleidoscopios y vitraux
para filtrar la luz ilimitada

incluso entre nosotros
se levantan ventanas, amor mío

qué más puedo decirte
acércate, levántate
mira caer la lluvia
con violencia en el pueblo
y más allá silencio
y más allá galaxias
y más allá una oscura fragancia
se apodera del mundo
en todas partes está la eternidad para el eterno
y nosotros apenas una lluvia que cae
para el amor que observa en la ventana

qué angustiosas y bellas nuestras vidas
las historias, las artes que apañamos
para declamar nuestra existencia
–ah, la magna ironía–
qué más puedo decirte sino
ven, acércate, amor mío, a la ventana
mira caer la lluvia sobre el pueblo






Rita González Hesaynes (Azul, 1984)




LA YAPA: Rita González Hesaynes 










3 POEMAS DE ALFREDO FRESSIA


ABURRIMIENTO



Una vez más el día
en este bajo mundo.

Me aburro en el jardín,
nadé en los cuatro ríos.

Me limo con esmero
las uñas de los pies.

Tengo mala salud
y he sido mal amante.

Soy muy mediano en versos:
nunca entré en el Edén

(ni en las antologías,
uruguayas al menos).

Para pasar el tiempo
puedo hablar de dolencias,

mi carné de salud
es de los veinte años.

“Altura: uno noventa,
Peso: setenta quilos”.

La foto en blanco y negro
es de un muchacho díscolo.

(Siempre me voy de tema
cuando hablo del amor)

Los hombres que me amaron,
con excepción de uno,

no tuvieron glamour
ni dejaron recuerdos

de mayor importancia.
Yo mismo -digo yo-,

de los muchos que fui
no quedará uno sólo.

(Una vez más el día
en este bajo mundo.

Me aburro en el jardín,
nadé en los cuatro ríos)

Soy sólo pensamiento
perdido en un jardín

que sueña ser Edén.
Sé que un mono me observa,

está sobre una rama.
Es eterno, calculo.

Y mientras, yo me aburro.







Paréntesis


Cuando nací el sexo fue un destino. No se puede elegir ser poeta.

            De las mujeres nunca amé a ninguna sin duda porque las amé en bloque. Fue un amor largo y sin alegría. Ellas también me amaron sin deseo y sin gozo.

            Las miré con la nostalgia de una vida más bella. Cuando quise ser mejor quise ser mujer.

            Después me olvidé. Devoré la costilla de Adán en la travesía del desierto. Fui hombre, poeta, amé a otros hombres. Tuve hambre.

            Llegué a la playa de este mar eterno, al sur del Brasil. Mi olor es de sal virgen y de yodo azul. Sé que una mujer devolverá al mar el pez con una moneda en la boca.


            Ella escribe mi poema. Yo aguardo.






HORIZONTE



Más allá de los pinos está el Uruguay.
¿Y después?
Después vienen mis muertos.





Alfredo Fressia (Montevideo, Uruguay, 1948)


Fuente:/http://circulodepoesia.com/2013/08/24317/

           http://www.laotrarevista.com/2015/08/alfredo-fressia-poemas-rioplatenses/

1 POEMA DE ELISEO VILLLAFAÑE




Cuento de Terror


En el fondo había un castillo
Estaba oscuro y caían rayos.
Pero como ya nadie le tiene
Miedo a los vampiros:

El fondo estaba Venezuela,
Era socialista  y había ranchos.
Mucho mejor.

Un científico loco llamado
Ludgwin Von Hungur.
Cambiaré esta estupidez.
Un ladrón llamado Yonaiker
Amenazaba con enterrar tornillos
En las cienes pálidas de una Sofía
De Valencia o Maracay.

Pobre Sofía, pobres tornillos
Al enterarse de que la familia
no puede pagar el secuestro exprés.

Posiblemente en dos días
En la morgue de Bello Monte
Aparezca una linda periodista
Mal maquillada para la sesión de sucesos.
Ok. Dejaré los truenos.

Eliminar colmillos. Poner granadas.
Eliminar a El Coco, Pie grande.
Payasadas como El Silbón o La Llorona.
Poner fotos de El Lucifer y asustar a todos.
Quitar un monstruo malvado
y poner un supermercado vacío.

Soy demasiado malo. Lovecraft, King, Poe,
Tiemblen. Escalofríos, Historias de Ultratumba,
Tabla Ouija, Necronomicón Qué decepcionantes.

Soy un gran escritor de terror.
Borro las historias ñoñas de niños que comen niñas
Y pongo las historias de niñas que se prostituyen
para ñoños (para comprar jabón y harina).


Eliseo Villafañe (Barinas, Venezuela, 1996)
Fuente: "Amanecimos sobre la palabra -Antología de poesía joven y reciente venezolana", editado por Team Poetero, 2016.

1 POEMA DE LIWIN ACOSTA





#7


El hambre me hace gritar con la garganta partida:

ESTALLA

Y la ciudad de mi infancia se vuelve un cofre pequeñito que ya no puedo abrir.

La espera me hace gritar con una voz a la no pertenezco:

ESTALLA

Y los adoquines de las casas de donde vengo me lastiman los pies
He bendecido mi cuerpo en el peregrinaje y cada herida tiene un nombre propio.

La fe reclama espacios atravesándome la tráquea:

ESTALLA

Que de los mudos será el reino de los cielos.






Liwin Acosta (Coro, Venezuela, 1990)

Fuente: "Amanecimos sobre la palabra -Antología de poesía joven y reciente venezolana", editado por Team Poetero, 2016.

1 POEMA DE TAMAR FLORES GRANADOS



Repaso


Paso dos noches trabajando en mi miedo a las mariposas, 
en mi torpe obstinación por perseguir la luz como ellas.
Si la luz se apaga antes de que llegue a la puerta
no doy un paso más.
Debo quedarme allí, temblando.
Debo quedarme quieta en el medio del miedo
y pasar una noche de memorias.
Debo recordar concienzudamente
cuándo cerré los ojos demasiados fuerte.
Cuándo apreté los puños, como si guardara allí la luz.
Cuándo la mirada se fue sola y triste a arrodillarse en la ventada de atrás.

Debo llegar a la luz primero.




Tamar Flores Granados (Quibor, Venezuela, 1992)

Fuente: "Amanecimos sobre la palabra -Antología de poesía joven y reciente venezolana", editado por Team Poetero, 2016.

1 POEMA DE SUSAN URICH







NUDILLO

                                               "El desamparo es mío"
                                                Beira Lisboa


Duermo en posición fetal.
Así al mercado
Así me visto   me peino
la desconfianza
el desamparo
Ovillo de lana y cuero soy para la ofrenda
Me tejo Destejo Nudo Lacia

Las rodillas a la altura del pecho
La barbilla, al pecho
Los codos, rasantes
también:
Sólo para decir que tiene un cuerpo
se toca,
se puya la frente
-aquí la niebla-
En posición fetal se palpa
los senos -vía láctea-
Los pies -camino-
Paciencia -planta un árbol-
Libertad -lo trepa-
Hambre -fruto-
Dolor -mente-
Aquí hay una pureza -abre las manos-
Aquí el secreto -ombligo-
Intimidad entreabierta -labio-
Crótalo -vientre
Música -los dedos caracoleando-
Aquí eres, Susan, aquí.
Toca
para que tengas un cuerpo.



Susan Urich (Maturín, Venezuela, 1986)

Fuente: "Amanecimos sobre la palabra -Antología de poesía joven y reciente venezolana", editado por Team Poetero, 2016.


2 POEMAS DE CLAUDIA NOGUERA PENSO






No tengo memoria
para lo de ayer
hay que cerrar la puerta
sellar la abertura
esconder la llave
no hay espacio en estas sillas
para que se ponga cómoda
y sus palabras retumben
secas     doliendo
sólo abro la puerta del patio
por donde entra la brisa
que me limpia
me aclara la mirada.
Por la ventana, sólo la montaña
que conozco y protege
te veo allá a lo lejos
hurgando el espacio
más pequeño y sagrado
en la sombra que da el sol.

Yo elegí quedarme en la misma casa.

Y enterrar la llave.







Salvatio


Hay mucho de bondad
en los nudos que se tejen en el camino,
mucha paciencia para desenredar el horror
la muerte
nuestros pecados.
Desanudar los espantos viene de la mano de una niña
esa que quizá fuiste y que retorna amable
desnuda y libre.
Te toma la mano, anuda para siempre sus dedos a los tuyos

y te salva.




Claudia Noguera Penso (Caracas, 1963)

Fuente: "Bajo infinito", Claudia Noguera Penso, Editado por Team Poetero, 2017.




martes, 11 de abril de 2017

3 POEMAS DE VERÓNICA PÉREZ ARANGO



Mi nombre es Alan Estauce y nací para viajar
más rápido que el sonido. Cuando era chico
solía jugar en el patio trasero de la casa. Tenía
herramientas de distintas formas y materiales.
En invierno escondía liebres muertas debajo de la nieve.
Muchas veces creí que la luz que salía del hielo al derretirse
era El Señor con un mensaje, me susurraba al oído
mientras el agua helada de las plantas iba cayendo en gotas
sobre el piso de hierba. Desde entonces creo
que voy a fundirme con el aire. El viento va a descomponerme
en moléculas. Mis brazos, mis piernas, la barba y
el corazón, las costillas y el hígado, mi estómago
y el pene, disueltos entre el olor de las estaciones: el invierno
de chocolate; la vejez monocroma del otoño; el sexo
en primavera; el derroche del ocio en verano.
Nadie podrá ver al hombre si desaparezco. Ahora mismo

corre por el patio de atrás una pequeña liebre dorada.












Son las seis de la tarde: miro por la ventana
abierta y veo las nubes rosadas de domingo
bajar hasta mi casa. Ellas cantan
en el idioma de mi madre lo que será mañana.
Rosso di sera buon tempo si spera
lo que hará el nuevo día con nosotros.
¿Seremos más generosos más valientes?
¿Podremos por fin cuidar del otro?
Tengo una hija que sabe sonreír
y ahora descansa abrigada al lado mío
como si la hubiese rescatado
de un naufragio. Miro su cuerpo pequeño
le toco las manos y escucho su respiración.
Corroboro el letargo milagroso.
Una brisa mueve las cortinas y el cielo
cada vez más rojo se espesa.
El futuro está cerca. Me pregunto
si habremos de tener miedo.





III.


Por las noches
no tenemos pesadillas ni frío ni temor de volvernos viejos
en los treinta segundos que dura la luz de la linterna.





Verónica Pérez Arango (Buenos Aires, 1976)



Fuente:
http://elinfinitoviajar.blogspot.com.ar/2016/05/veronica-perez-arango.html
http://deloquenoapareceenlasencuestas2.blogspot.com.ar/2016/11/veronica-perez-arango.html
http://malonmalon.blogspot.com.ar/2014/09/veronica-perez-arango-la-vision-de-lo.html

2 POEMAS DE LUCIANA JAZMÍN CORONADO


VITRALES



te desnudás
como si abrieras
un baúl de joyas

lo mejor es tu brillo
pequeños matices
de un gato oscuro

los torsos
se expanden
en la sábana blanca

no hacemos funciones de circo

algo me lleva
a tus mariposas amargas
y me quedo ahí

limpio ala por ala

el viento se suma
a esta victoria

me saco la ropa
te doy el gesto
que ofrece
todas las frutas

no somos bestias
somos vitrales
y dejamos pasar la luz







EL REZO



en el fondo de tu sangre
hay una herida
que debés curar

el sol te dejará ciega
quedarán tus labios
como la corteza

tomarás un atajo
encontrarás tu sombra
serás piedra
serás pantera
serás extraña para otros
pero tendrás tu minuto de amor




 Luciana Jazmín Coronado (Buenos Aires, 1991)





lunes, 10 de abril de 2017

3 POEMAS DE SANTIAGO SYLVESTER






POEMAS DE SANTIAGO SYLVESTER

(copio y reenvío)

He recibido este e-mail
y no sé si su autor está vivo o muerto, si quiere estar donde
     está, si ha tenido una beca o le gusta la comida regional:
yo copio y reenvío:

                      a)
de los caminos que no tomaremos
líbranos Señor:
de las mujeres que no tendremos
líbranos Señor:
de los viajes que no haremos
líbranos Señor:
de los libros que no leeremos
líbranos Señor:
de las tardes, de los amaneceres, de las tormentas: de la
    apasionada meteorología que devasta o beneficia al
   mundo, y que no veremos
líbranos Señor:
de los rezos que nunca rezaremos
líbranos también;
                  b)
arrepentimiento de la palabra de más:
arrepentimiento del vino de más:
arrepentimiento del paso de más:
arrepentimiento de la opinión de más:
arrepentimiento del llanto, del grito, del silencio, de los
   consejos, de la soledad de más:
arrepentimiento de haber hecho lo que estará siempre de más:
arrepentimiento del arrepentimiento de más;

c)
                             resumen de lo dicho:
aceptar el cielo
cuando creíamos en el infierno: aceptar la tierra
cando creíamos en el cielo:
aceptar el infierno:

                      que así sea
para facilitar las cosas,
por si hay que dejar todo:
irnos de todas partes:  de aquí
sin ir más lejos.





(un desconocimiento contiene muchas cosas)
No sé demasiadas cosas
y a demasiadas preguntas tengo que contestar no sé: esto
   no es jactancia ni falsa humildad: ¿es limitación?: no sé;
no sé a qué hora sale el próximo tren;
no sé a qué hora llega el vuelo de Madrid;
no sé cómo se llamaba el cuarto hijo de María de Médici ni
   el primero de María Estuardo;
no sé quién ganó el campeonato de patinaje sobre hielo;
no sé cuántos dientes tenía un tiranosaurio;
no sé regatear;
no sé cuánto cuesta un automóvil de cualquier marca;
no sé cómo es la liturgia de la Iglesia Católica
y no sí si recuerdo la anterior;
no sé qué hora es en Pekín, cuánta gente nace y muere por
   día en el planeta, cuántos kilómetros recorre el Paraná,
  por qué no hice lo que podría haber hecho,
y no sé si debiera saber estas cosas o seguir ignorándolas
   como si no fueran necesarias:

                     son
las nueve de la noche del 3 de Diciembre: ha empezado la
   despedida de este martes que no recordaré: a esta hora
tengo algo de vértigo: un problema en el oído medio
del que tampoco sé;
quisiera ahorrar el tiempo que no uso, pero no sé cómo hacerlo.




(la zona de peligro)


El que llega no es necesariamente el que ha salido:
el que triunfa no es siempre el que ha peleado:
el que pierde ya no es nunca el mismo:
el que habla va cambiando mientras habla, y así
el que termina su discurso ya no es el del comienzo:
nunca está claro si se dice lo que se quiso decir:
en el camino hay pérdida y ganancia: es inevitable:
el que habla y el que oye no entienden necesariamente lo
    mismo:
el que calla y el que calla oyen cada uno un silencio
    distinto:
este mundo transitivo está interferido por nosotros,
    entrecruzado, confundido, vuelto a empezar: siempre
    estamos yendo hacia otra parte
para poder tomar este vaso de vino en paz.





Santiago Sylvester (Salta, Argentina, 1942)

Fuente: "El que vuelve a ver", Santiago Sylvester, Ediciones Del Dock 2016.


domingo, 2 de abril de 2017

3 POEMAS MÁS DE MARISA NEGRI


- recuerdos inspirados en la obra de maggie de koesninberg-



EL JARDÍN DE LAS ESTRELICIAS




II




Rojo

ardiente

almibarado

quien se abre a sus perfumes no retorna jamás

todos los viajeros perdidos son jardineros

la maga recompensa sus favores

les enseña a mirar








III


nadie sabe dónde se encuentra el jardín de las estrelicias

lo sueñan las vírgenes la primera noche del amor

y juegan en él los niños en sus fiebres

cada primavera la maga suelta dos calandrias de oro

traza un puente entre los mundos

permite a los viajeros volver a su hogar


Nadie ha querido regresar






IV




En el pueblo todas las novias llevan un talismán de palo santo

si alguien lo robara mientras duermen

ellas despertarían en el jardín









Marisa Negri (Buenos Aires, 1971)

Fuente: Blog personal de Marisa Negri: http://unaruna.blogspot.com.ar/search/label/el%20jard%C3%ADn%20de%20las%20estrelicias