lunes, 10 de junio de 2019

4 POEMAS DE VANINA SANTORO


3.



¿Y qué hago yo en una procesión al gauchito gil?

Y se va llenando el campito
de hombres y mujeres
y de sol.
De banderines de colores.
Cada grupo arma su stand
se saludan entre ellos,
se abrazan.
Satisfechos, creyentes se abrazan.
Un camino de poesía armó Silvia de Villa Curita.
Emociona transitar esos hilos bien tensos
agarrados a la tierra del campito por ladrillos huecos.
Hilos que sostienen hojas canson
con poesías hechas por sus alumnos
me dice Silvia orgullosa.
Graciela me regala un corazón
hecho con un retazo de tela celeste y estrellas negras.
Y me muestra cada uno de los trabajos
hecho en su taller de costura:
bordado mexicano,
almohadones drapeados,
bolsos playeros,
muñecos hechos de medias recicladas.
Juntame medias, me dice.
Los chicos jugaban
con sus risas a cuestas
tirados en una sábana.
Venían a mi stand por los chupetines pegoteados
que tenía para compartirles.
Me ofrecían sus ventanitas de niños de 6 años.
Me contaron que en la casillita blanca
habían visto a un saltamontes y un bicho bolita.
Y llega la procesión a viva voz de parlante.
En un carro tirado a caballo llega el gauchito y su cruz a escala real.
Y explota la canción religiosa que todos cantan.
Se acerca la niña de ventanita a la vista
me trae un secreto en su mano:
Bicho asustado hecho bolita negra.
Pienso qué lindo sería enroscarme sobre mi misma
como mecanismo de defensa.
Transformarme en una bola casi perfecta y lisa.
Y rodar entre los fieles
hasta llegar a ese lugar perfectamente
húmedo
donde resguardarme.
Para no morir.




4.




El día que pronuncié las palabras
me brotaron dos llagas en la lengua
para recordarme
que no hay olvido
sin dolor.







8.

                                                                    Eso nomás, vida,
                                                                    eso nomás.
                                                                                 Edith Vera.
Que me robes la nariz
todas las veces que sea necesario
para atravesar todos los bosques
que tenga que atravesar.

Que vivamos en una realidad
donde las colitas de rana
sanen
sanen todo
y construyan puentes
bellos puentes
para que me encuentres.

Que juguemos de Gua’u a buscar colores
¿tendrá el cielo tu color?
suerte para tí.
Y para mí
el borí borí calentito de esta mesa.

Y que ese lago Azul de Ypacaraî
tarareado cada mañana
procure un corazón de viaje
sobre un cascarón de nuez.

                                                                




11.


Y cómo se pasa
del alegre chapoteo con tus pequeñas botas
del charco de barro
del cencerro que anuncia
al perro negro que te acompaña
en el tiempo donde las vacas y los relinchos
son puro descubrimiento rodeado de monte
A saber que la única luz que te alumbra
es la del trueno
en la inmensidad de la noche grillada
¿Cómo no refregarte los ojitos
ante la tormenta oscura
que se avecina?



Vanina Santoro ( Caseros, Provincia de Buenos Aires, 1984)

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