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Mi marido tiene un corazón grande.
Lo sé porque cuando mi mano lo alcanza
se hincha como la boa
en su furia apacible,
tragando al animal.
Yo también tengo un corazón grande.
Tuve dos hijos
y leo poetas que le hacen frente a la belleza:
la doblegan,
la someten,
no la dejan respirar.
Detrás de la neblina,
el fulgor, cuando se pone azul,
avanza como un camión de guerra.
Lo inmenso
de los árboles del mediodía azul,
las palabras que no decimos:
así el corazón
mío,
así el corazón
tuyo.
No los reconocerías.
16
a Valeria Pariso
Mi mejor amiga se sienta bajo la parra de zapallos.
Su cuerpo es una luna iluminada
en una silla.
Curvada, con los brazos largos,
extendidos hacia mí,
hace una reverencia.
Sabe que la poesía es ficción
como los soldados,
como el amanecer,
como las amigas
que toman el té cada noche
alumbradas por los faroles.
19
En efecto, en este templo magnífico, ¿quién colocaría en otro
lugar a tal iluminar que pudiera iluminar a todos a la vez?
Juan Vernet
ASTROLOGÍA Y ASTRONOMÍA EN EL RENACIMIENTO
La televisión dice que habrá cielo azul
y que la máxima para hoy es de veinte grados.
A ver qué quiere Dios para mañana,
que me ve rezar
como los sepultureros
esto que quise decir
para encontrar mi corazón.
26
Miro cómo mis hijos
juegan rodeados de luces
y sombras en el patio.
Los observo
como si pudiera encuadrarlos en una ventana:
Julia mira el verdor del pino que ya no existe,
Leonardo sostiene una margarita mansa
y achicharrada.
Ella es artista plástica.
Una escritora famosa y llena de misterio.
Madre, esposa y vive en el sur.
Tenista. Psicóloga.
Doctora en Ciencias de la Educación.
Acaricia los perros de la calle, los alimenta.
Él traba para una ONG salvando ballenas.
Es peluquero, atleta, padre.
Viajero, paisajista, abogado
y tiene tatuajes.
Podría decir que la vida pasa,
pasan las estaciones con un sol proyectado
sobre el ciruelo, las margaritas y la casa.
Cuidado,
no corras,
dejá de arrancar plantas.
Cuidado que la Santa Rita tiene espinas.
El tiempo es invisible.
Abre una urna donde se guardan las raíces
de la creación del mundo.
Guarda el color de la cicatriz
y las flores.
Estas flores que caerán siempre por primera vez
de la punta de mi lengua.
Noelia Palma (Buenos Aires, 1984)
Fuente: "Las flores que mis hijos dejan en los libros", Editorial Mascarón de proa, 2022.
Me conmueve leer la Poesía de Noelia Palma.Es de un lirismo cotidiano y vital propio de las grandes que perciben la realidad con la pasión única de la Poesía.Gracias,Preciosa Vale ,por compartir
ResponderBorrarAy que belleza...transforman...conmueven...hacen bien!
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