viernes, 24 de julio de 2015

1 POEMA DE CHARLES BUKOWSKI





perdida


no

no podremos ganarla

he decidido que no podremos ganarla

por un momento creímos que podíamos
pero fue sólo por un momento

ahora sabemos que no podemos ganarla

no podemos quedarnos quietos y ganarla
o correr y ganarla

o hacer lo correcto y ganarla

o equivocarnos y ganarla

algún otro va a ganarla

ésa es la razón por la que algún otro está ahí y
nosotros estamos acá

es terrible ser derrotado
en lo que parece importar

sucederá

aceptarlo es imposible

saberlo es más importante
que las palabras o las frenadas o el
amor.


Charles Bukoswski (Aldernach, Alemania 1920- 1994, Estados Unidos)


Fuente: "Bukowski- 100 poemas", tomo II,  traducción Federico Ludueña, Ediciones emptybeercan, 1993.

jueves, 16 de julio de 2015

7 POEMAS MÁS DE BRUNO DI BENEDETTO





CRÍTICA DE LA ESPERA


I


La espera no tiene forma, sólo una periferia
irregular que se expande desde un centro
que todavía no ha llegado a la cita.




III


La espera en invierno: un pájaro helado
sobre una rama.
El pájaro, de carne. La rama, de tinta
limón.




IV


La espera estira el pescuezo para ver
quién no viene.




VII


La espera en verano: un pájaro sobre la
arena ardiente.
El pájaro, de carne. La arena, de arena.




XII


La espera en primavera: un pájaro a punto
de beber de una flor.
El pájaro, de carne. La flor, carnívora.




XVII


La espera en otoño: un pájaro confundido
entre hojas secas.
El pájaro, de carne. Las hojas, puro nervio.




XXVI


La espera de noche: un pájaro blanco que va
contra un muro negro.
El pájaro, de carne. El muro, no existe.




Bruno Di Benedetto (Avellaneda, Provincia de Buenos Aires, 1955, reside en Puerto Madryn desde 1979)

Fuente: "Crítica de la espera", Bruno Di Benedetto, Ediciones de la Eterna, 2015.


3 POEMAS MÁS DE MARÍA BELÉN AGUIRRE





Post scriptum


Técnicamente yo
atenta a las configuración astrológica
indicada por mi carta natal
he muerto el pasado lunes
a las 8 de la noche.

No terminé de escribir éste libro.
No publiqué Electra ni el Pater.
No acompañé a mi madre al médico.
No enterré a mi hermana.
No recibí los informes de mis últimos análisis.

No vitupiré.
No blasfemé
de mí ni de los otros.
No hubo tiempo.

He muerto en una hora y día convenientes.

Después de haber higienizado mi cuerpo
elegido mi atuendo
peinado mi cabello.

He caminado hacia el cadalso
sin saber

con paso firme y desenfadado
he sido valiente
sin saber.

Mi analfabetismo me ha puesto a resguardo
otra vez.

He dejado mis memorias
olvidadas
en el cajón de la mesita:

Horrorizada mi madre
sabrá quién fui
y querrá no haber
amado a mi padre.

Horrorizada mi hermana
sabrá quién fui
y querrá no haber
secundado mis juegos.

Pero la muerte santifica
a los demonios. Querré
fiarme de esa alquimia.




Fidei probati



Ahora las ratas están por todas partes.
Se han multiplicado como penas.

De nada puedo jactarme: No he podido
verlas. No he podido
apresar en un parpadeo
su velocidad de rayo
al atravesar la casa
de recodo en recodo.

Y sin embargo están ahí.

En algo se parecen las bestias creadas a Dios.

También las ratas.
Y las moscas.
Las serpientes.
Y los sapos.
Las especies microscópicas.
El indiviso átomo del horror.
Ubicuo. Eterno.

Cada mañana busca sin éxito
mi madre entre las cosas
un cadáver.

Uno al menos
que disipe las dudas
corrobore las certezas
refunde la fe.

Uno al menos que haga
de la intuición un método sagrado.

Una rata de Dios

que diga que es verdad
que el ruido era eso
que procedía de ahí
que no hay fantasmas en la casa
que los muertos están muertos
que detrás de los muebles
debajo de las camas
entre nuestras ropas
ya no están.

Una rata de Dios.

Una que roa.
Una que muerda.
Una que rasgue
desde el pecho
en jirones la trama enrevesada
de nuestras vestiduras.

Una que promueva
una realidad más real
que aquella que hemos imaginado.

Una rata de Dios
blanca o negra
dotada de mucha o poca progenie
una más del montón
o una estelar modelo de skinner
una más del montón
o una ovacionada Josefina Cantora
una más del montón

o una de las esas aristocráticas de Bianco
una más del montón
o una kamisaze
entregando al mundo
para su salubridad
la denostada ofrenda de su cuerpo.

Una al menos.

Una que diga:
"Es verdad. En esta casa
no están solas".





Géiser


Amo lo que nace y lo que muere.
En definitiva, amo lo que sufre.
Tan prístino el dolor
tan recurrente
que se diría hace
de la felicidd
en su morada
un huésped inusual.

Un día por narrar historias raras
acaecidas en el pueblo/ allá atrás
me habló mi madre
con detalle
del niño aquel
que no sabiendo
a qué especie
pertenecer
nació
pez
y nació
niño.
Y que por no espantar
a su madre
murió
de asfixia
al emerger
del mar inocuo
de su vientre.

Ama ahora
ella el océano
en que llora
cada día.


María Belén Aguirre (Tucumán, 1977)

Fuente: "Islandia", María Belén Aguirre, Ediciones de la Eterna, 2015.

miércoles, 15 de julio de 2015

3 POEMAS DE NÉLIDA CAÑAS






PIEDRA


Una piedra, hecha de salpicaduras y de oscuro magma, guarda la crónica de un cuerpo hecho de lágrimas que lloran lo ignorado.




UNA PALMERA EN EL FONDO DEL CIELO



Nadie se ocupa de las infinitas capas grises que se forman alrededor de su cuerpo. El viento la obliga a silbar. Las tratas y murciélagos, ocultos entre sus pliegues, bailan hasta el amanecer diseñando el espacio que los rodea.



SINONIMIA



Conjugados con el sabor de una lágrima habitaron un sitio inaccesible para cualquier otra forma de amor. Más tarde comprendieron que la sinonimia vulnera y exige lejanía.



Nélida Cañas (Córdoba, Argentina)


Fuente: "Una palmera en el fondo del cielo", Nélida Cañas, Ediciones de la Eterna, 2015.

3 POEMAS DE MARCELO DUGHETTI




el joven
que se ahorcó en el subnivel,
usaba zapatillas rojas
tipo flecha.

tenía tres monedas de un peso en el bolsillo.

una moneda de fuego en la garganta.


***



que nadie camine
por el monte de los árboles sogueros.

los hombres
se ponen negros y se hinchan.

las moscas
abrigan los ojos de los desesperados.

el viento
los respeta, apenas los inclina.

yo paseo con mis cinco metros de soga al hombro
desde aquella orilla tiende sus brazos
mi hija.



***




escribía
con la soga al cuello.

con la soga al cuello
compraba tomates y cebolla,
armaba la ensalada con la soga al cuello.

con la soga al cuello salaba sur carne,
ponía la mesa, exprimía un limón,
prendía el televisor, besaba a su hija, 
y sonreía
con la soga al cuello.

todo eso 
y más,
sin que nadie viera,
el elemento,
la sustancia.

cuando la soga 
trepó a la viga
todos golpeaban su frente
como si hubiera sido posible salvarlo.



Marcelo Gughetti (Córdoba, 1970)

Fuente: "El monte de los sogueros", Marcelo Dughetti, Ediciones de la Eterna, 2015.



domingo, 12 de julio de 2015

1 POEMA DE NÉSTOR GROPPA Y UNA YAPA




La calle


Hay que andar.
Y andar mucho.
Andando se aprende.
Se aprende a leer la calle.
Desde el pringoso puesto de sándwiches y panchitos.
El carro hechizo de yerbas medicinales de "sierra, mar y Andes",
y su dueño que siempre lee un cuaderno naturista.
Andando se lee en la cara de la gente hacia dónde va.
Qué lleva para su casa.
Interminable es la calle.
Es un libro del que todos los días se escribe una página. Al que
todos los días se le agrega una página.
Dicen que la calle también enseña.
Que hay maestros viboreros y cafeteros y canasteros y paragüeros
y diareros.
Maestros de artes y oficios imponderables.
Maestros pálidos de magia.
Por eso es linda la calle, porque no se acaba nunca.
Suele llevar nombre de prócer.
Suele vivir en el centro o en las villas con un solo grifo de agua
para decenas de familias.
Suele dar a los caminos, que son calles mayores.
Y saben historias de calles.
Historias de carritos, de sirvientas, de parejas, de manifestaciones,
de barricadas, de perreras, de basurales, de lecheros y repartidores
de gas y gaseosas. También historias de guerras, como aquí la
Belgrano, la Alvear, la Sarmiento...
De noche también la calle descansa con su velador esquinero.
Los ángeles e sientan contemplativos en las cornisas, en los
umbrales y en los alféizares.
Los negocios duermen.
Descansan los vecinos.
Los minutos corren de una punta a la otra.
Entonces algún perro ladra al irse de las campanadas. Y lo apunta en la librería de perro.
Ladra, cuenta una historia de esa calle (mal contada, por
supuesto).
Y la calle se hace del mismo color del cielo, nada más que con
letreros en vez de estrellas.
Entonces el hombre, amedrentado por tanto mundo mágico,
piensa en el mundo, en el hombre de las otras calles.
Y siente que la calle lo une.
El corazón antiguo de la calle. Su sin tiempo.
Lo sin techo de la calle.
El paso.
Lo que pasa. Acontece. Sucede.
El estar viento a la vida caminar como a una persona que entra
en alguna parte. Y muere.
Así se suele hermanar el hombre: en la vereda. De casualidad.
En la vereda todavía múltiple y una.
La vereda, que es la calle de conversar.



Néstor Groppa (Argentina, 1928-2011)


Fuente: "Anuarios del tiempo", Néstor Groppa, selección de Santiago Sylvester, Ediciones Del Dock, 2012.




La yapa: Te cuento dónde conseguí este libro:

Este libro lo compré en un bar de Tilcara llamado Ma´koka.
Tilcara es un pueblo ubicado a 3.139 metros sobre el nivel del mar, en la quebrada en Humahuaca, provincia de Jujuy, Argentina.
El bar, además de vender exquisita comida local, tiene una excelente oferta de libros de poesía.











                                                                           

2 POEMAS DE JACOBO FIJMAN








I


Los ojos mueren en la alegría de la visión desnuda de carne y de palabras,
en la tierra desnuda y en el cielo desnudo,
en el día desnudo y en la noche desnuda bajo los cielos todo crecidos.
Es demasiado bella la noche de oro de muros y banderas luminosas.
Corremos en la noche de plata bajo la noche de oro.
Tierra desnuda, tierra perfecta, cielo desnudo, cielo perfecto.
Voces desnudas de la voz eterna.
En la noche de oro nos llaman las campanas,
y oímos el vuelo de las palomas desde la noche de plata bajo la noche de oro.




II


Levantaron las albas sus sentidos en el día de mi pavor con su noche de muerte.
Pavor de días y secretos de días.
Recogemos aromas de los días en el misterio de los misterios.
Caen los muros.
Veo la tierra sabrosa de vida y muerte.

Y sobre mí lloraron las criaturas y cantaron los niños cantores.
Los ejércitos de la gracia desnudaron espadas en el alba.



                                                                                                  (de Estrella de la mañana)



Jacobo Fijman (Rusia, actualmente Rumania, 1898- Buenos Aries, 1970)

Fuente: "Poesía completa", Jacobo Fijman, Ediciones Del Dock, 2005.

1 POEMA DE JUAN L. ORTIZ





Invierno


-El viento llora, padre...
-Sí, alaridos como de vidrio...
-Sin nadie, padre...
-¿Igual que caminos, solos, de piedra?
-¡Entro en el viento, ay, padre, cómo silba!
-¿Dónde terminarán los silbidos, dónde?
-¿Es otro padre el viento, ay, fuerte, que me lleva
a sus arenas amarillas, hundidas?
-Hundidas en una ausencia demasiado larga
y lastimada...
-¿Y qué es la ausencia, padre?
-El viento es un alma, hijo, desesperada...
-¿Desesperada de qué, padre?
-Desesperada de...aire sin fin...y del...
-¿De qué más?
-De fuga...
-Estoy vacío, padre, y a la vez en esos gritos....
-Las islas gritan también, oyes?
-¿Tienen alma también las islas, padre?
-Cuando hay mucha agua, ellas vuelan
y llenan toda la noche, ay, de heridas...
-Pero al río, mira, al río le han salido mariposas...
-Flores del viento...
-¿Pero el viento, verdad, traerá otras flores?
-Ay, él casi siempre las deshace, o son pálidas...
-¿Pero no alcanzará al fin la tierra verde?
-Y agitará banderas sobre los pájaros, sí,
mientras las islas se irán haciendo de cristal....


Juan L. Ortiz (Argentina, 1896-1978)

Fuente: "Antología", Juan L. Ortiz, Editorial Losada, 2002.

jueves, 9 de julio de 2015

4 POEMAS MÁS DE RAÚL ARTOLA



LO QUE FUIMOS, LO QUE SOMOS



Y un golpe, no de mar, sino de guerra,
que destierra los ángeles mejores.
Blas de Otero


Aquéllos que alguna vez tuvimos la ilusión
de haber sido felices,
los que fuimos a misa los domingos,
los que nos manifestamos en la Plaza,
aquellos que amábamos a una sola mujer
y nos parecía bien,
éstos que somos,
éstos que cuando nos preguntan la edad
decimos treinta y cinco
como si fueran veinte
o cincuenta,
ahora escuchamos Chopin
por la mañana
y escribimos poemas
cuando Ella se deja.

Mataron a compañeros muy queridos,
sabemos que la vida enloquece noche a noche
entre insurreciones y agonías
y nos enamoramos sin pudores
aunque sea en silencio.

Somos los desterrados del caos,
el pato de la boda
que no se dejó comer,
la resaca de los viejos sueños,
nuestra única propiedad privada
sobre la que fundamos los nuevos,
más lúcidos,
más personales,
para no morir
sin haber visto
nada.

***





Durante cinco años cerré las puertas y ventanas de mi casa.
Entre persianas y vidrios se acumularon cartas, facturas
impagas, diarios y folletos, hojas secas, arañuelas y polvo
impalpable, condones, tapitas de cerveza y hasta un gorrión
muerto, entre otros regalos del tiempo.
El día que abrí el ventanal escuché una canción olvidada, la
luz entró crujiendo sobre los muebles, el aire se abrió paso
entre vaharadas de niebla, las moscas retrocedieron
arrepentidas de su intento y unos pibes se pararon a mirar y
comentaban por lo bajo.
Me quedé un rato observando el panorama con mis viejos
anteojos para sol. De pronto cruzó frente a la ventana una
muchacha de buen andar. Me acordé enseguida de mi profesor
de biología, de pistilos y gametos, la división cariocinética,
cigotos y blástulas, hasta que perdí la visión de esa grupa y su trote.
Después me cambié el piyama húmedo y salí a comprar
queso, salamín, maníes y una botella de fernet.





***


Te separaste de una hermosa mujer
has hecho los deberes con tu hijo
a lápiz pastel y sin apuro.
El chillido de un pájaro
cruza la tarde sobre el río.
Se incendian las fronteras cercanas.
Nadie te dirá
si la verdad y la belleza
te han abandonado.



***


Uno a veces revela secretos en un poema
pero no se lo dice a nadie. Por ejemplo, 
uno escribe “tuétano”s  y casi todos leen
“retruécanos” o “témpanos” o “caracú”. Y sólo
una persona entiende que le hablan de 
amor.




Raúl Orlando Artola (Argentina, 1947, radicado en Viedma, Río Negro)


Fuente: http://poetasaltuntun.blogspot.com.ar/2010/06/raul-artola.html

            http://campodemaniobras.blogspot.com.ar/2015/03/raul-artola-durante-cinco-anos.html

            http://sergiomansilla.com/revista/patagonia/poesia/articulo_75.shtml



3 POEMAS DE SUSANA THÉNON






Quién


¿Quién caerá primero?
¿Quién estará solo
primero?
¿Quién
se resistirá inútilmente
al cielo que avanza?


***





Me acerqué a tu manera
de no estar en las cosas, de no saber nombres, días.
Para verme estar solo,
solo de todo entre mis manos
me acerqué a ti, cubriendo como supe
mi real presencia, que fuiste derramando
sobre la piedra, en muda libación.
Soy tu muerto implacable.
Soy el brillante bebedor de tu sombra.
Nada sobre mis labios dice el delirio
de guardarte, inocente de las noches,
como una imagen.



***


He aprendido a valerme
como una especie próxima a morir.
Cavo más hondo.
A ras de tierra cruza lo inevitable.





Susana Thénon (Argentina, 1935-1991)

Fuente: "La morada imposible", Tomos I y II, Susana Thénon, Editorial Corregidor, 2001.



1 POEMA DE LILIANA ANCALAO






LA LLUVIA


las mujeres y la lluvia


cuando niñas vamos sueltas por el patio
y el sol nos persigue de a caballo
pero lo luna implacable nos va dejando sus marcas
hasta que nos desvela
un cántaro
en lugar de la cintura



aprendices de machi las mujeres
nacemos así al rocío
listas para mirar los barcos que se pierden
descalzas a la neblina antes de que amanezca
nervaduras de lluvia nuestras manos
levantadas al cielo



te salpicará el amor
parirás sin amarras
y recibirás con ojos arrasados
la visita intermitente de la risa
permanecerá la llovizna en tu vientre
porque no te atreverás a ser la madre
de todos los desamparos
que andan por la calle



caudal desubicado te desarmará
en pájaros que no saben hablar
a borbotones no podrás decir
lo que quisieras
mejor dejarlo que se desarme despacio
decir
permiso tengo lluvia y alejarse
a una altura al mar al cielo
hasta que vuelvan a apretarse los musgos
en las profundidades



yo conozco mujeres que nunca se alejan
le abren la compuerta a sus gorriones
y lloran
enjuagan el trapo mojado lo estrujan
limpian con él la tabla
pican cebollas
igual hacen las camas
barren la casa peinan a los chicos
igual lavan
dónde aprendieron



hay otras que se pasan la vida domesticando
a sus pájaros
porque no quieren que interrumpan sin aviso
y los beba el enemigo
guardan su sangre su ausencia
quietos en el fondo
y apuntan con palabras nítidas de cuarzo
que van a dar al blanco


yo a las palabras las pienso
y las rescato del moho que me enturbia
cada vez puedo salvar menos
y las protejo
son la leña prendida de atahualpa
que quisiera entregar a esas mujeres
las derramadas las que atajan sus pájaros



una vez en febrero yo estaba ahí
en el campo
y se llovía todo
parecía la furia de cai cai sobre nosotros
el agua estaba helada
las ancianas prosiguieron el ritual
y tuve que quedarme



hasta cuándo aguantaremos
pará la luvia dios es demasiada
no la bebe la tierra se atraganta
y somos casi nada
trazos de tiza borrados por el agua


después de unos siglos el sol abrió las nubes
la voz gastada de meridiana epulef
levantó el taill del cauelo


pensé que dios podía ser ese arco iris
o los caballos en fila
moro zaino pangaré tostado bayo
saludando al horizonte despejado


huele tan bien la tierra después del aguacero



Liliana Ancalao (Comodoro Rivadavia, 1961)


Fuente: "Mujeres a la intemperie- Pu zomo wekuntu mew", Liliana Ancalao, Edición bilingüe mapuche-castellano, Editorial El Suri Porfiado 2009.


miércoles, 8 de julio de 2015

3 POEMAS DE EMILY DICKINSON



26


Esto es todo cuanto hoy tengo para traer,
esto y mi corazón, además,
esto y y mi corazón y todos los campos
y todos los vastos prados.
Asegúrese de contar bien -por si olvido
que alguien puede revisar la cuenta-
esto y mi corazón y todas las abejas
que en el trébol habitan.



502


Al menos, oh Jesús, nos queda
rezar al aire,
ignoro cuál es tu morada
y estoy golpeando en todos lados.

tú que armas un terremoto en el sur
y la vorágine en el mar
de, Jesús de Nazaret,
¿no tienes un brazo para mí?




1129


Digan toda la verdad, pero al sesgo,
el éxito descansa en un circuito
demasiado brillante para nuestro gozo enfermizo;
la verdad soberbia sorprende

como el relámpago a los chicos
a quienes una buena explicación calma,
la verdad debe deslumbrar de a poco
o cegará a los hombres.



Emily Dickinson (Estados Unidos, 1830-1886)

Fuente: "Antología poética- Edición bilingüe- Emily Dickinson", Traducción Delia Pasini, Editorial Losada, 2014

4 POEMAS DE TAMARA KAMENSZAIN




DESTINO


Dónde estará lo que sigue
me pregunto
mientras lo que quedó atrás
se parece
a un barril sin fondo
en el que es imposible buscar
un indicio para este futuro
que viene cabalgando lentamente
como una flecha de esas
que siempre van a dar en el blanco
aunque hagan un trayecto sinuoso
que a los ojos de ciertos ingenuos
puede parecer
errado.



***



Cuando te casaste
atado de frente al juez en su registro
mis nervios rozaban en ramo tu antebrazo
sintonía para dos costados rumorosos
buscando por señas de nacimiento
juntar siluetas digitales en familia
reconocer a nuestros hijos
                                        por el parecido.
Cuando te casaste conmigo
                                        estábamos parados
mi edad de merecer en la cintura
y en el acento del sí colgadas las cabezas
para que los testigos, mudos de la diferencia
callaran al tiempo de copiarnos
línea por línea el rostro enloquecido
del matrimonio perfiles en un acta doble faz.



***


Fuera de padres, desmarida
vino en un cuarto ambulatorio
de canto a esta moneda ajena
gasto el calefón en su rugido
quedada matriz de la heladera
acaso me enfríe de mi casa y voy
a tironear, si escribo, de los hilos
que en la maraña enlazan a mis hijos.



***



5


Estoy lista. En aviso de regreso 
voy a liar los versos al paquete. 
Aflojo el metro, nudo de lo dicho
y envío su retorno como carta.
Hasta aquellos cincuentas marineros
una postal les llegue, una noticia
el hilo arrugado en la memoria
el ojo que enhebre esa miopía. Pues
no me leen, los muertos, mis
abuelos.





Tamara Kamenszain (Buenos Aires, Argentina, 1947)

Fuente: "La novela de la poesía- Poesía reunida-", Tamara Kamenszain, Adriana Hidalgo Editora, 2012.




domingo, 5 de julio de 2015

4 POEMAS DE IRIS ALEJANDRA GIMÉNEZ





palabra suelta
a borbotones
grosera
torpe
obscena
silencio deforme
que me amordaza y deja
a la deriva / como idiota
asustada
pidiendo auxilio por las calles
entre la gente
espantada
de puro asco
a la poesía
desnuda
que se retuerce por salir

y no sale




VENTANAS



Silencio
Duermen
Lloran
El ritual termina después de la siesta
Hemos sido juntadas del mismo tembladeral

--

A la mujer del torso desnudo
le crecieron ramas de sus brazos
le brotaron flores
La lluvia la moja
a ella
y a sus hijos

--- 

Tiene razón la calle
Las madres dejan algo atrás
que no se confunde con nada




Iris Alejandra Giménez (Argentina, 1969, reside en Viedma, Río Negro)



Fuente: Blog personal de Iris Gimenez: http://lugarnecesario.blogspot.com.ar/

4 POEMAS MÁS DE JORGE CURINAO





II

Si pudiera enlazarme con mi huida. Escuchar mi angustia, mentirme un poco. Me pregunto y quisiera saber de qué se trata eso de proyectarse hacia el vacío; por qué la palabra no me aborta. Y dónde se forma el silencio, dónde la región de la sed. Y por qué tener que morir llorando. Es necesario abandonar la noción de verdad. Reconciliarse con el mundo. No perderse de vista. Es necesario soñar con el mar.



XI


Todas las noches me despierto para ver si mis manos siguen siendo manos. Y aún no necesito preguntarme qué es una mano.



XXI


El tiempo llegará, en pedacitos. No faltará quien nos bese los párpados, huesos exiliados del alma. Sí, el tiempo llegará y borrará estos años de luz pegados a tu ventana.





XXIII

Debajo de la hoja está el árbol que crece, el pájaro que cae. Quiero decir, sin temor, la sombra de tu sombra, adentro del sueño.



Jorge Curinao (Río Gallegos, Argentina, 1979)


Fuente: Otros animales, edición del autor, 2014.

3 POEMAS DE LILIANA CAMPAZZO




VI

Escritos en el vidrio los nombres
de todas las mujeres de esta casa
de los lugares donde ellas fueron
de los hombres que las amaron
de los hijos que no tuvieron
                                        en los vidrios
                                        para siempre
la escritura en el agua
la escritura
el pezón
la escoba
escritos en el vidrio
                                        todos los adioses

escritos para siempre.






IX




La cosa es que una se muere para siempre
queda la escoba los vidrios sucios
algo flotando en el lavarropas
los libros de las otras sobre la mesa
la rúbrica en el aire,
gesto destrapado,
una carta sin final
rastros del placer en el cenicero robado en un bar de Los Altares
la cosa es que una se muere para siempre
se muere de escritura
moneda impune
señor juez hablábamos de qué





XI




Nada para decir después de esto.
Cae el sueño como si la mismísima
noche me comiera .
Brutales las estrellas
chispazos
que no vuelan.





(Liliana Campazzo, Buenos Aires, 1959, reside en Río Negro)






sábado, 4 de julio de 2015

2 POEMAS DE ROSMARIE WALDROP




Una vez que la palabra "pena" ha reemplazado al llanto, la conducta funciona como paisaje y el filósofo puede tratar cualquier pregunta como una enfermedad. El momento decisivo es ahora, pero el polvo carece de objeto preciso cuando se pone a la altura de los hechos y sólo cuando parpadeo puedo ver todavía la orilla distante. nada me había preparado para el fin de la monotonía. Yo siempre admiré las líneas finas como la cuerda de la marioneta, que reemplaza la conciencia asiéndose a la rodilla hueca. Pero sola ne la página. O tachada.



***


Todo lo que de algún modo pensaste, dijiste, puede ser objeto de meditación. Cuando pregunté si te referías a la guerra nuclear, la ingeniería genética o al matrimonio, te apresuraste a cerrar la ventana. Yo te había visto, en el parque, sacar una cáscara de banana de la sandalia de la estatua de Constance Witherby y recitar con gestos ampulosos: ¿un poema? ¿una oración fúnebre? Mi formación musical no me permitía leer esa partitura, no con el viento soplando en tu pelo contra la llegada del inverno, aunque si las golondrinas hubieran dejado de sobrevolar en círculos en el sólido azul, me habría faltado el aliento. Punzante olor de mar, de peces acunándose en oleajes. Y nubes ya. Tú dijiste que sería distinto si fuésemos capaces de habitar fuera de la lógica. Supe que querías decir: descalzos.



Rosmarie Waldrop (Main, Alemania, 1935)


Fuente: "La pasión del exilio- diez poetas norteamericanas del siglo XX-", Selección, traducción y prólogo: María Negroni", Editorial Bajo La Luna, 2007.

1 POEMA DE NESSA O´MAHONY




CORRECTOR DE ESTILO


                                                       para Donal O´Mahony en su cumpleaños 80



Algunas cosas se llevan en la sangre.
Otras, como la perfecta colocación
de apóstrofes, la contundencia
de las comas y los puntos y aparte,
se aprenden, se ganan a través
de décadas de atención.

No soy prolija
le he pedido ayuda a tus ojos
más de una vez, te he confiado
la tinta roja que dome
mi peor entusiasmo
de oraciones sin cesura
para respirar, cláusulas sin fin.

Le pedido ayuda a tus ojos;
oré para poder absorber
tu seguridad
con los guiones y las elipsis,
tu confianza en el lugar de
las palabras, en que el orden
es ordenado.

Algunas cosas se llevan en el sangre.

Alcanzaré tu marca
aunque me tome una vida. 


Nessa O´Mahony (Dublin, Irlanda)

Fuente: "Irlandesas- 14 poetas contemporáneas-", Selección, traducción y prólogo Leonor Silvestri-, Editorial Bajo La Luna, 2011.

2 POEMAS DE ANNE SEXTON






AMA DE CASA


Algunas mujeres se casan con su casa.
Es otro tipo de piel; tiene corazón,
boca, hígado y mueve el intestino.
Las paredes son firmes y rosadas.
Mira cómo ella se pasa el día de rodillas,
lavándose a sí misma con fidelidad.
Los hombres penetran por la fuerza, como Jonás atraídos
por su madre carnal.
Una mujer es su propia madre.
esto es lo principal.

                                                                         (de Live or Die, 1966)



QUERER MORIR




Ya que preguntas, casi nunca puedo recordar.
Camino vestida, sin marcas de ese viaje.
Luego la casi innombrable lujuria retorna.

Ni siquiera entonces guardo rencor a la vida.
Conozco bien la brizna que mencionas,
los muebles que pusiste bajo el sol.

Pero los suicidas hablan un idioma especial.
como los carpinteros, quieren saber qué herramientas.
No preguntan para qué construir.

Dos veces me expresé con tanta sencillez,
poseí al enemigo, comí al enemigo,
adopté su oficio, su magia.

Así, pesada y atenta,
más tibia que el aceite o el agua,
descansé, babeando por el hueco de la boca.

No preví que punzarían mi cuerpo.
Hasta la córnea y la orina sobrante se llevaron.
Los suicidas traicionan al cuerpo de antemano.

Muertos al nacer, no siempre mueren,
encandilados más bien no logran olvidar una droga tan dulce
que hasta los niños, al mirar, sonreirían.

¡Empujar toda esa vida con la lengua! -
eso, en sí, se vuelve una pasión.
La muerte es un hueso triste; contuso se diría,

y aun así ella me espera, año tras año,
para destejer delicada una vieja herida,
para vaciar mi aliento de su horrenda prisión.

en ese equilibrio, a veces, los suicidas se encuentran,
se ofuscan con la fruta, una luna inflada,
abandonan el pan que confundieron con un beso,

dejan la página del libro abierta al azar,
algo sin decir, el tubo descolgado
y el amor, cualquiera que haya sido, una infección.


                                                                                  (de Live or Die, 1966)



Anne Sexton (Estados Unidos, 1928-1974)


Fuente: "La pasión del exilio- Diez poetas norteamericanas del siglo XX-", Selección, traducción y prólogo: María Negroni, Edición bilingüe, Editorial Bajo La Luna, 2007

3 POEMAS DE MERCEDES ROFFÉ



CHANCES ARE



paso al acecho
alerta

El silencio te asista.

detrás de tu dolor ensaya
la parodia
gestos obscenos

(El silencio te asista.)



SITUACIÓN CON OBJETO

Un objeto simple, nítido, recordable. Pero que no se recuerda. Sólo se siente el paso -el peso-, la memoria del peso del objeto al pasar de una mano a la otra. Un objeto leve, límpido, del que sólo queda un blanco, ese vacío. Hasta que la memoria -su capricho- decide descubrirlo en otro objeto que no colectaría sino al cabo de las horas: Jade. Una piedra de jade. Una figurilla celta. O no. Un pendiente. No de jade sino de jadeína clara. Una figura. Rasgos apenas. Más bien el perfil (y el) pulido de la piedra. Clara.

Pero ahora la memoria, la memoria del peso del objeto, del paso del peso, leve, del objeto de una mano a otra, ha desaparecido. O no: Ha devenido color.



SITUACIÓN PARA ROMPER UN HECHIZO


Acuéstate
                -boca arriba
como si fueras a morir
o a darte a luz.

Remonta
la cuesta de los años
en lo oscuro.

Llega al umbral
     traspásalo / sumérgete
en la honda, estrecha, escala del olvido.

Dime qué ves.
Enfréntalo / enfréntate
a quien eras antes aun de la memoria.

¿Te reconoces?
Continúa.
Sí, reconoces ahora el camino
que te ha traído hasta aquí.
Su nitidez lo delata
     -un sueño azul que se proyecta en la pantalla azul del tiempo
     y va cobrando sentido.

¿Te ves?
Pregúntale por qué y acéptala
-cualquiera sea la respuesta

-He venido a decirte adiós- responde.
No digas más que eso
sin saña
sin violencia
sin rencor alguno.

Intentará retenerte
volver a responder lo que ya sabes
lo que ya le has oído
quizás de otra manera.

Baja los ojos y crea
-con la mirada sólo-
un reguero en el suelo
-un surco de tierra húmeda y cenizas.

Verás alzarse un fuego
una pared de fuego
-un fuego frío-
entre tú y tu fracaso.
Despídete.
Dale la espalda.
Vuelve a tomar el camino
-el mismo:
el sueño azul sobre el azul del tiempo.

Remonta los peldaños de la escala honda, estrecha.
Llega al umbral
traspásalo y desciende
la pendiente oscura de los años

Vuelve a tu cuerpo
¿sientes?- un dolor en el vientre o en el pecho
como si algo de ti te hubiese sido arrancado
te anuncia que has vencido.

El dolor se irá
tu quedarás contigo.

(La memoria del hueco
te seguirá adonde vayas.)


Mercedes Roffé (Buenos Aires, 1954, reside en Estados Unidos)


Fuente: "La ópera fantasma", Mercedes Roffé, Editorial Bajo La Luna, 2005.

jueves, 2 de julio de 2015

4 POEMAS DE PAUL AUSTER







4




Nada moja ese tronco, la piedra nada gasta.
El habla no podría empedrar el pantano,
así que bailas para un silencio más brillante.
La luz siega las olas, naufraga, se camufla...
El viento parlotea, se desboca.
Yo te nombro desierto.




11



Ver es esta otra tortura, que expiamos
con el dolor de ser vistos: lo dicho,
lo visto, contenidos en esta negativa
a hablar, y la semilla de una única voz,
enterrada en una piedra cualquiera.
Mis mentiras jamás han sido mías.




10




Hielo (quiere decir
que ya nada es milagro,
si ha de ser lo que será: tú
eres los medios y la herida), hielo
saliendo de entre el hielo, y su cadencia
traspasando la tierra roma
donde los cuervos merodean. Dondequiera
que caminas, el verde te habla, resiste. El silencio
sostiene al invierno frente a frente
con la primavera.




SUR




Tallado hasta ser blanco: el corazón
de bronce y la forma celeste
de nuestro invierno
gradual.

No lo olvides,
mi ser libre de sueños: yo también
vine a este mundo antes
que la nieve.


Paul Auster (Nueva Jersey, Estados Unidos, 1947)


Fuente: "Poesía completa", Paul Auster, Traducción Jordi Doce, Seix Barral, 2012.

7 POEMAS DE PABLO ROMERO







COSAS QUE PABLO ROMERO LE ESCRIBIÓ A NOELIA  PALMA MIENTRAS ELLA ESTUVO INTERNADA


1

18 de julio, 2014

PR: Hace cuánto estás muerta
NP: Verano 2009
PR: me falta mucho para ser tal alma como vos
NP: eso no es un halago

Silencio

Hicimos sombra para librar el mar


2
esta es la catástrofe:
tener las manos inundadas de decirte
hacer de nuestra fiebre la infancia y habitarla
arrastrarnos en el vientre como animales
que roen los páramos que dejó la luz:

no.

lo atroz es no haber sabido convivir en el cuerpo


3
Noelia Noelia Noelia
Decir el nombre. Preparar las manos para dibujar el cielo
donde no supieron alcanzar los brazos


Niña
(Noelia, caperuza triste vestida de lobo) sonríe
le dibujaron un amor así de grande y sonríe
le hicieron una violencia enorme y sonríe
Noelia
toda partida de hacerse parto
no sabe que la gente no muere de querer morirse

hay un jardín



4
Noelia
qué bellas son las formas de la asfixia:

tu pecho


5
Abro mis brazos

Nos tocó la vida
nosotros o los fragmentos de nosotros aprendiendo a ser sin más noticia que una luz tristísima anocheciendo,
sin saber si quiera cómo se arranca un deseo


Deja que sea hijo y padre.

-Abro mis brazos (grandes como un corcovado que sabe inmensidad.
Pinto mi pecho un tono más azul, cada vez)-


6
Noelia escribe.

palabra, hacenos un huequito en medio del honor que no tuvimos.


7
Acá vive Noelia Belén Palma
no supo morir de tantas intermitencias poblando el cuerpo.

Vamos a morir juntos, prometo

¿Morir de hacernos párpados?

No.
Lirios.



Pablo Romero (Argentina, 1999)

Fuente: Fotografía y textos fueron tomados del blog personal de Noelia Palma: