El que te saca de quicio.
El que te lleva a pensar
si es cierto lo que hasta ahora viviste.
El orgulloso y el ridículo.
El que te lleva a pensar
si es cierto lo que hasta ahora viviste.
El orgulloso y el ridículo.
El brutal amor
volviendo todo lícito:
traición, engaño, mentira.
El depredador y su sonrisa.
El que te marcó de por vida.
Gracias a Dios lo conociste.
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CONSEJOS PARA SOBREVIVIR
5 A.M.
volviendo todo lícito:
traición, engaño, mentira.
El depredador y su sonrisa.
El que te marcó de por vida.
Gracias a Dios lo conociste.
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CONSEJOS PARA SOBREVIVIR
I
Tu recuerdo me acorrala
y un animal, débil y acezante,
cura sus heridas con paciencia.
Me huelo buscando en mi piel
huellas de la tuya
y hay algo ciertamente espantoso
en dormir sin ti.
Repito,
un poco cansado de recalcar lo obvio,
que te quiero y ojalá nunca me olvides.
Pero esto es, o pretende ser,
un poema de amor.
Borra el énfasis,
diluye todo grito patético
y recuerda que la mayor sabiduría
consiste en desaparecer a tiempo.
II
y un animal, débil y acezante,
cura sus heridas con paciencia.
Me huelo buscando en mi piel
huellas de la tuya
y hay algo ciertamente espantoso
en dormir sin ti.
Repito,
un poco cansado de recalcar lo obvio,
que te quiero y ojalá nunca me olvides.
Pero esto es, o pretende ser,
un poema de amor.
Borra el énfasis,
diluye todo grito patético
y recuerda que la mayor sabiduría
consiste en desaparecer a tiempo.
II
Ahora, cuando mi vida
se parece cada vez menos a mi vida
recorro las calles de piedra del pasado
y contemplo, turbio de asco e ira,
cómo todo se reduce a la muy larga torpeza
de incesantes comienzos.
Recuerdos enmohecidos, malas costumbres
y ese desasosiego que nos acoge
con rubor inevitable: la cobardía.
Repugnancia por días inmundos
y el seguir, con terquedad,
prisioneros de nosotros mismos.
Vieja y sagaz
la tristeza adivina nuestro único rostro valedero.
Entretanto, en el bosque nocturno,
el cadáver florecía de deseo.
se parece cada vez menos a mi vida
recorro las calles de piedra del pasado
y contemplo, turbio de asco e ira,
cómo todo se reduce a la muy larga torpeza
de incesantes comienzos.
Recuerdos enmohecidos, malas costumbres
y ese desasosiego que nos acoge
con rubor inevitable: la cobardía.
Repugnancia por días inmundos
y el seguir, con terquedad,
prisioneros de nosotros mismos.
Vieja y sagaz
la tristeza adivina nuestro único rostro valedero.
Entretanto, en el bosque nocturno,
el cadáver florecía de deseo.
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5 A.M.
Duerme con otra
pero piensa en ti.
pero piensa en ti.
Debe hablarle
pero no es posible.
pero no es posible.
En el otro extremo del mundo
tú también
estás despierta.
tú también
estás despierta.
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Aquí, donde basta que sea invierno
para que disminuya el gas,
converso con tu ausencia.
No funcionan los teléfonos
y gruñonas colas
se expanden ante ventanillas incompetentes.
Aquí, donde todo un país
se estafa a sí mismo
especulando con pasados que no existen
y futuros que por supuesto nadie disfrutará,
arribas certera como el frío.
(A pesar de la huelga de correos.)
para que disminuya el gas,
converso con tu ausencia.
No funcionan los teléfonos
y gruñonas colas
se expanden ante ventanillas incompetentes.
Aquí, donde todo un país
se estafa a sí mismo
especulando con pasados que no existen
y futuros que por supuesto nadie disfrutará,
arribas certera como el frío.
(A pesar de la huelga de correos.)
Delicia mortal: ayúdame a sentir.
Sólo sentir, aquí y ahora.
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AUTÓGRAFO
Sólo sentir, aquí y ahora.
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AUTÓGRAFO
A quien se debate también
entre el abandono y la lástima:
tal podría ser la grandilocuente dedicatoria
y luego los prolijos catorce versos
rezumando almíbar
entre el abandono y la lástima:
tal podría ser la grandilocuente dedicatoria
y luego los prolijos catorce versos
rezumando almíbar
Qué decirte
que no te hubieran dicho antes
la muchacha de la casa, la tía solterona:
resignación y experiencia.
que no te hubieran dicho antes
la muchacha de la casa, la tía solterona:
resignación y experiencia.
A los libros, quítales
el polvo,
ordena el closet y consigue aquellas matas
que siempre has querido
para el balcón del apartamento.
La tragedia consérvala en secreto.
el polvo,
ordena el closet y consigue aquellas matas
que siempre has querido
para el balcón del apartamento.
La tragedia consérvala en secreto.
Juan Gustavo Cobo Borda (Bogotá, Colombia, 1948)
Fuente: "Juan Gustavo Cobo Borda- Poesía reunida-", Turquets editores, 2013.
Fuente: "Juan Gustavo Cobo Borda- Poesía reunida-", Turquets editores, 2013.
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