domingo, 12 de julio de 2015

1 POEMA DE NÉSTOR GROPPA Y UNA YAPA




La calle


Hay que andar.
Y andar mucho.
Andando se aprende.
Se aprende a leer la calle.
Desde el pringoso puesto de sándwiches y panchitos.
El carro hechizo de yerbas medicinales de "sierra, mar y Andes",
y su dueño que siempre lee un cuaderno naturista.
Andando se lee en la cara de la gente hacia dónde va.
Qué lleva para su casa.
Interminable es la calle.
Es un libro del que todos los días se escribe una página. Al que
todos los días se le agrega una página.
Dicen que la calle también enseña.
Que hay maestros viboreros y cafeteros y canasteros y paragüeros
y diareros.
Maestros de artes y oficios imponderables.
Maestros pálidos de magia.
Por eso es linda la calle, porque no se acaba nunca.
Suele llevar nombre de prócer.
Suele vivir en el centro o en las villas con un solo grifo de agua
para decenas de familias.
Suele dar a los caminos, que son calles mayores.
Y saben historias de calles.
Historias de carritos, de sirvientas, de parejas, de manifestaciones,
de barricadas, de perreras, de basurales, de lecheros y repartidores
de gas y gaseosas. También historias de guerras, como aquí la
Belgrano, la Alvear, la Sarmiento...
De noche también la calle descansa con su velador esquinero.
Los ángeles e sientan contemplativos en las cornisas, en los
umbrales y en los alféizares.
Los negocios duermen.
Descansan los vecinos.
Los minutos corren de una punta a la otra.
Entonces algún perro ladra al irse de las campanadas. Y lo apunta en la librería de perro.
Ladra, cuenta una historia de esa calle (mal contada, por
supuesto).
Y la calle se hace del mismo color del cielo, nada más que con
letreros en vez de estrellas.
Entonces el hombre, amedrentado por tanto mundo mágico,
piensa en el mundo, en el hombre de las otras calles.
Y siente que la calle lo une.
El corazón antiguo de la calle. Su sin tiempo.
Lo sin techo de la calle.
El paso.
Lo que pasa. Acontece. Sucede.
El estar viento a la vida caminar como a una persona que entra
en alguna parte. Y muere.
Así se suele hermanar el hombre: en la vereda. De casualidad.
En la vereda todavía múltiple y una.
La vereda, que es la calle de conversar.



Néstor Groppa (Argentina, 1928-2011)


Fuente: "Anuarios del tiempo", Néstor Groppa, selección de Santiago Sylvester, Ediciones Del Dock, 2012.




La yapa: Te cuento dónde conseguí este libro:

Este libro lo compré en un bar de Tilcara llamado Ma´koka.
Tilcara es un pueblo ubicado a 3.139 metros sobre el nivel del mar, en la quebrada en Humahuaca, provincia de Jujuy, Argentina.
El bar, además de vender exquisita comida local, tiene una excelente oferta de libros de poesía.











                                                                           

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