jueves, 9 de julio de 2015

4 POEMAS MÁS DE RAÚL ARTOLA



LO QUE FUIMOS, LO QUE SOMOS



Y un golpe, no de mar, sino de guerra,
que destierra los ángeles mejores.
Blas de Otero


Aquéllos que alguna vez tuvimos la ilusión
de haber sido felices,
los que fuimos a misa los domingos,
los que nos manifestamos en la Plaza,
aquellos que amábamos a una sola mujer
y nos parecía bien,
éstos que somos,
éstos que cuando nos preguntan la edad
decimos treinta y cinco
como si fueran veinte
o cincuenta,
ahora escuchamos Chopin
por la mañana
y escribimos poemas
cuando Ella se deja.

Mataron a compañeros muy queridos,
sabemos que la vida enloquece noche a noche
entre insurreciones y agonías
y nos enamoramos sin pudores
aunque sea en silencio.

Somos los desterrados del caos,
el pato de la boda
que no se dejó comer,
la resaca de los viejos sueños,
nuestra única propiedad privada
sobre la que fundamos los nuevos,
más lúcidos,
más personales,
para no morir
sin haber visto
nada.

***





Durante cinco años cerré las puertas y ventanas de mi casa.
Entre persianas y vidrios se acumularon cartas, facturas
impagas, diarios y folletos, hojas secas, arañuelas y polvo
impalpable, condones, tapitas de cerveza y hasta un gorrión
muerto, entre otros regalos del tiempo.
El día que abrí el ventanal escuché una canción olvidada, la
luz entró crujiendo sobre los muebles, el aire se abrió paso
entre vaharadas de niebla, las moscas retrocedieron
arrepentidas de su intento y unos pibes se pararon a mirar y
comentaban por lo bajo.
Me quedé un rato observando el panorama con mis viejos
anteojos para sol. De pronto cruzó frente a la ventana una
muchacha de buen andar. Me acordé enseguida de mi profesor
de biología, de pistilos y gametos, la división cariocinética,
cigotos y blástulas, hasta que perdí la visión de esa grupa y su trote.
Después me cambié el piyama húmedo y salí a comprar
queso, salamín, maníes y una botella de fernet.





***


Te separaste de una hermosa mujer
has hecho los deberes con tu hijo
a lápiz pastel y sin apuro.
El chillido de un pájaro
cruza la tarde sobre el río.
Se incendian las fronteras cercanas.
Nadie te dirá
si la verdad y la belleza
te han abandonado.



***


Uno a veces revela secretos en un poema
pero no se lo dice a nadie. Por ejemplo, 
uno escribe “tuétano”s  y casi todos leen
“retruécanos” o “témpanos” o “caracú”. Y sólo
una persona entiende que le hablan de 
amor.




Raúl Orlando Artola (Argentina, 1947, radicado en Viedma, Río Negro)


Fuente: http://poetasaltuntun.blogspot.com.ar/2010/06/raul-artola.html

            http://campodemaniobras.blogspot.com.ar/2015/03/raul-artola-durante-cinco-anos.html

            http://sergiomansilla.com/revista/patagonia/poesia/articulo_75.shtml



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