Materia estelar
Materia
El nervio enjoyado de la materia es arte de orfebrería estelar: un hilo radiante que cose carne con carne y plomo con plomo; (bienaventurados los que creen en el orden de los elementos, y no mezclan carne y metal hasta ser lloro y crujir de dientes: el dolor es una equivocación, una cuerda de hélice retorcida que nos ata como perros a la muerte). Somos el polvo crudo de un estallido: las estrías de luz llegan hasta el extremo del árbol de la sangre, y más allá no sabemos ver. El alma no es más que otra ramificación: yema verde y agria por no saber que su sed más dulce nace y de agua que no es de este mundo.
Materia oscura
Lo crédulo del ojo flota en la pura tensión superficial: como un mosquito que camina en el agua, la mirada no entiende ni la profundidad ni la fórmula del mundo: una parte de luz diluida en noventa y nueve de sombra. El ojo es flor carnívora que creció equivocada: muerde lo que no hay, y su dentellada engorada el ojo del amo. Encandilados por esta fracción de luz, vamos de tumbo en tumba, pero es lo oscuro, su hambre gravitatoria, su vocación de grumo, lo que dice cómo y dónde.
Ceguera, ceguera, ceguera. El resto es lo que somos.
Del tiempo visto en los espejos
II. Presente
En ese tajo de luz terminan todo los futuros menos uno.
Se habla al borde de la voz: la tensión de la cuerda vocal aprieta el nudo corredizo; jugamos al ahorcado, y nunca hay una palabra que ocupe el lugar del vacío. Una timba el tiempo; se juega todo o nada sobre el filo de una yilé: el futuro, que es todo, se vuelve pasado, que es esa nada llamada memoria. La memoria de quién. Me moría de qué. Nunca vamos a llegar a la otra orilla: el presente es un escorpión fiel a su naturaleza, se hunde en la rabia de no ser nunca igual a sí mismo, y muerte preguntando
por qué.
Materia virtual
Nexo
Lo que va de un ojo a otro ojo se mueve a la velocidad de la luz: lo que trepa del ojo al cerebro jadea por un camino de mulas: los tropezones de la marcha quiebran el pensamiento en dos. En esa refracción el hilo de ideas muestra la hilacha; pensar es ilusión; cruzamos el abismo a los saltos, bloque a bloque, como osos asustados sobre las heladuras repentinas de un río. La diferencia entre presión y temperatura entre el aquí y el allá mueve los molinos de la lengua: se habla por horror al vacío, pero sólo la verdad puede romper la barrera helada de la luz.
Sólo un corazón puede incendiar la sangre que lo hace corazón.
Materia fractal
III
Como tus hijos vistos por los mil ojos de la abeja.
Como el temblor del hierro ardiente en agua fría.
Como el cansancio del asedio a una ciudad gris.
Como los zapatos que olvidamos en el camino.
Como la sospecha de saber que vive algo más.
Como el eco de ese pozo cada vez más hueco.
Como el desborde de un río en plena sequía.
Como dormirnos después de hacer el amor.
Como ese río asombrado de su temeridad.
Como el dolor de la herida que envejece.
VI
Como callarnos.
Como respirar.
Como insistir.
Como desear.
Como arder.
Como amar.
Como atar.
Como ser.
Como es.
Como si.
VII
Cómo.
Bruno Di Benedetto (Avellaneda, 1955, reside en Puerto Madryn)
Fuente: "Cámara de niebla", Bruno Di Benedetto, DelValleBajo Editora, 2015.
Muy buenos. Paa leerlos más de una vez..
ResponderBorrarQué maestro! He leído cada poema como quien lee algo que ha esperado siempre. Increíble. Gracias.
ResponderBorrarcuando la ciencia es poesia se encuentra con la pluma de Bruno
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