lunes, 18 de julio de 2022

POEMAS DE ESTELA ZANLUNGO




 

La balanza



¿Cuánto más contener el aliento
en el extremo del jardín,
como una estatua modelada en arcilla?

Me gustaba quedarme suspendida
para ver cómo el pájaro
clavaba la cabeza en la tierra
y traía un hilito morado de lombriz,
de la penumbra subterránea
al nido, al buche de la cría.

Entre pulgar e índice
ahora
sostengo el hilo que mueve el universo:
un parpadeo al exhalar
y estalla el equilibrio.





El encierro



Hay que andar con cuidado
en una casa donde todo está bien.

De las paredes se desprenden
partículas de talco,
un aire raro sube
desde la mesa del almuerzo.

Ahora que aprieto la mandíbula,
trago la arcada
que empuja el vientre hasta la lengua,
y se limpian las sobras
del festejo, de cara al ventanal,
como una inhalación de pez recién devuelto al río.




Gerli



a Héctor y Elena

Si alguna vez me fuera concedido un deseo imposible,
contaría las horas que faltan
para bajar del tren en la estación,
caminar las dos cuadras,
dar con la casa,
golpear las manos,
abrir la puerta,
los abuelos sentados
en la penumbra del vestíbulo,
mirando el noticiero de las ocho.

Entonces me quitaría el saco,
apoyaría la cartera en la mesa, les diría,
queridos,
no es del todo verdad después de treinta años
que ustedes estén muertos:
Ya ven cómo distraen
las apariencias.





(de Gerli)





Contra reloj




Lo que era olor a fuego
una columna de humo diluida en el aire
ahora es una llama
que sube por el árbol donde empollan las hembras.

Había un bosque lejos
y venían los trenes ardiendo por las tripas
pero todo llegaba como detrás de un vidrio
que escindía la vida
de las cosas que siempre les pasan a los otros.

Un animal que ha ardido en otra parte
trae un velo en el lomo
y cuando se sacude, enciende la ceniza
lo que está a a la intemperie.

En las veredas de mi barrio
se está incubando un viento sospechoso: 
huyen los perros hacia ninguna parte
y hay un ruido de pájaros descerrajando el cielo.

Los que se quedan saben que por la vía muerta
no hay nada más que hacer,
algunos han comenzado a afinar el instrumento
empiezan a cantar
y nadie ha preguntado cuánto falta.



(de Los hijos de la jauría)




Estela Zanlungo (Lomas de Zamora, Buenos Aires, Argentina).
Fuente: "Gerli", Estela Zanlungo, Lago Editora, 2021.
             "Los hijos de la jauría", Estela Zanlungo, Vuelta a casa editora, 2020.




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