sábado, 16 de julio de 2016

1 POEMA MÁS DE MARCELO DUGHETTI

yo le dije que no sé bailar
y no tengo un mango le dije
también supo que mi trabajo es de bajo perfil
casi no tiene perfil
que no sé vestirme
que no soy cuidadoso con el orden de la casa
aunque limpio lo que puedo
supo que me gusta la música clásica
la que aburre la que parece música de muertos
que no sé manejar
que no sé manejar!
y almuerzo todos los días con mi gato en la mesa
sin mantel
con la única silla que tengo
que en realidad son tres pero así suena más dramático
supo que tengo una bicicleta roja
y no calzo zapatos porque me lastiman
supo más, supo que no soy ambicioso
(léase hombre que tiene ambición)
supo que arden incrustadas en el costillar
esquirlas de una bomba que explotó cuando niño
y mi madre volvía del manicomio donde era enfermera
con un fusil en la mirada y el selector de tiro sensible
a la blandura del cuerpito
finalmente supo también que tengo una hija
y estoy cagado de miedo
porque hoy fui a la verdulería y fue difícil comprar dos kilos de papas
zanahorias y zapallitos
ni te hablo del pan
sin embargo
a pesar de eso
se sentó a mi mesa
y armó con todo lo dicho y lo que intuía
un pajarita de papel
y fumando hacia la ventana me tomó la mano
y se metió en la cama.


Marcelo Dughetti (Córdoba, 1970)

Fuente: Facebook

martes, 12 de julio de 2016

2 POEMAS DE NORMA OSNAJANSKI



La lengua madre 



Esa lengua que se enrosca
que sube
y recorre la gran vena 

Esa lengua que baja
y cosquillea
y luego vuelve a enroscarse 

Esa lengua sabia
que de pronto duda
pero siempre encuentra el camino 

Esa lengua
no lo acuna
no lo deja dormir 

Lo castiga suavemente
como una madre impiadosa 





La próxima batalla


De pronto
el pasado te lanza un adoquín
una manzana abierta y pegajoza
una lágrima pesada
que ni siquiera se disfraza
de nostalgia
(fui inútil
creer que los fantasmas
se asustan
si les lanzas escupitajos
de alas cercenadas)
y hay que correr 
apuntalar el orden
cuidar ese desprevenido
cachorro amenazado
es necesario masticar explicaciones
ganar tiempo
bajar la mente ahí donde
una vez te dijeron que está el alma
disparar 
pedacitos de cerebro
y cañones racionales
declarar la guerra
a cualquier precio
amurallar la calma

después
en algún momento
velás a tu enemigo
y un poco más viejo
                 más seco
                 más vacío

te sentás
tranquilamente
y esperás la próxima batalla



Norma Osnajanski (Argentina, 1947)



domingo, 3 de julio de 2016

4 POEMAS DE CARLOS J. ALDAZÁBAL







PROFESIÓN DE FE


En Salta creemos
que no hay nada mejor
que
    escribir un poema,
    destapar un buen vino
o fornicar con morenas
           de esas que te muerden
            cuando se suelta el orgasmo.
Creemos que en la tierra
se esconde un terremoto
y que la esterilidad es un problema ajeno,
                       propio de los peces.
Creemos en el sol,
                en el folklore,
     en la virginidad porfiada de las niñas del centro,
                             de las que van a misa.

Hay algo, sin embargo,
en lo que no creemos.

Sabemos que la angustia es un suspiro,
de los gorriones que se sientan a contemplar los muros
encima de la cruz del San Bernardo.





CAMPAMENTO


¿Imagen desvelada
porque siempre hay oídos,
murmullos,
frutos podridos en el hambre?

(es un tembladeral de belleza imposible,
                    un infierno magnífico)

Alacrán de mis botas,
concédeme la gracia del descanso.



PARTIDAS

1

Según los monos
el mundo es una rama desprolija.

Nosotros no existimos:
hojas secas apiladas sin orden.

No es quietud esta calma.

No rechinan los dientes por el frío.

Morirá la maleza en nuestras huellas.

Desolados,
nos llevará el viento hacia otra parte.




2


Si está inmóvil no se sabe el motivo:
los monos de la altura no miran para abajo,
aristócratas hoscos, como siempre.

Fue en la orilla del agua.

El tigre descansaba, digería:
sacerdote impensado
oficiando en la siesta
                   otro ritual.

¿Regresará la presa en el zarpazo?

Ocurre así a menudo:

el espejo del monte es infinito.



Carlos J. Aldazábal (Salta, Argentina, 1974)

Fuente: "Las visitas de siempre", Carlos J. Aldazábal, El ángel editor, Quito, 2015.

martes, 28 de junio de 2016

7 POEMAS DE SILVIA CASTRO



PEHUÉN






somos inocentes

tu jardín
tiene un volcán apenas asomado

tu rebaño
trae a los hombres la lana de la escritura


.....................................


con
hambre de púas

la luna es una tormenta

hubo un mar aquí alguna vez

de aquel naufragio
crecieron árboles



.....................................



antes de saber
que tu fruto era comida

tu fruto fue veneno
fruto prohibido

aún temo la ira de Nguenechén

llueve sopa de piñón
pero mi boca se cierra 
como el ojo que mira un secreto






CASTOR



para salir a flote
la carne de contar
nos une los dedos

la cuenta regresiva
es un movimiento
de la palma en el agua

el impulso se toma el tiempo
entre una brazada
y otra

¿cómo será el agua que no una?

para nadar me alcanzan
los dedos de tu mano

y lo que viene con ella



(de Selva Fría)



FOTOS DEL RÍO


II


no nacemos con el mismo agua que morimos

las hachas comen con sal
la confianza del árbol

ahora que perdimos la inocencia
sus valvas abiertas nos cubren

es preciso remontar
río arriba
el brillo del metal

el filo es nuestra carta de navegación

sólo la lluvia devuelve al agua
lo que es del agua 






FOTOS DEL MAR


I


las dunas cubren las copas de los árboles
no hay estaciones si el tiempo se detiene

en una hoja cabe el mundo

el sonido de una lágrima en el mar
baja por el vidrio hasta la arena




TIMÓN


VI


la vista se pierde en el mar

a babor
el ojo sano

a estribor
la oscuridad

a babor
lo vivido

a estribor 
lo que queda por vivir

un carajo

el castigo
por lo visto
es el presente



(de Isondú)


Silvia Castro (General Roca, Río Negro, 1968. Reside en Buenos Aires desde 1993)


Fuente: "La selva frìa", Silvia Castro, Ediciones en Danza, 2006.
             "Isondú", Silvia Castro, El Suri Porfiado, 2012.

lunes, 13 de junio de 2016

2 POEMAS DE MELISA MAURIÑO




pensé el fin del mundo
es todos los días
para el león
que ve caer al sol
en su jaula, para la hoja
que se desprende
del árbol y también
para el amante y lo que arranca
de sus ojos la lluvia
el día después
del amor.

(fragmento del poema "El día después de los humanos")


FIN DE AÑO

Ya eran pasadas las doce
no sé
si del día o la noche

en todo caso los papeles
en el aire
no acababan de irse,
un calendario hecho pedazos
de Enero a Diciembre

incluso la lluvia había borrado
la última cita
señalada por una marca de agua
o una lágrima
arrastrada por otras más copiosas

pensé en vos
por última vez
me dije "el año pasado" cuando los fuegos
estallaron en el cielo
todavía mojado

pensé "la gente
dice con ruido la felicidad"
y vos dijiste
"que sea tu año, niña bonita"
cuando brilló el sol esa mañana

pero estoy triste
y no estallan mis fuegos como bombas
de una guerra antigua

quedaba humo, algo de pólvora
entre las nubes
la luna escondida
una quietud mortecina
en las puntas de la lluvia

y yo pensé "la gente
dice con silencio la tristeza".


Melisa Mauriño (Buenos Aires, 1985)